domingo, 22 de noviembre de 2009

Trinidad Aparicio-Barcelona, España/Noviembre de 2009


Preámbulo

El edificio en el cual vivo, de muy poco tiempo a esta parte, se ha transformado en una pequeña Babel. Jóvenes pakistaníes, sirios, chinos, japoneses y centro americanos ganan en número a los barceloneses que desde más de cuarenta años estrenaron los pisos aquí. La diferencia entre unos y otros está en que debido a los altos precios del alquiler añadido a la escasez de trabajo, pocos son los que pueden renovar contrato de alquiler. Los pisos se alquilan, se desalquilan y se vuelven a alquilar constantemente. Se da, muy a menudo, encontrarnos en el ascensor cuatro personas de distinta nacionalidad. Al principio me parecía curioso e incómodo Pero a todo se acostumbra uno.

A lo que iba.

Los porteros del edificio, Clotilde y Miguel, un matrimonio que supo ganarse el cariño de muchos, les llegó la fecha de jubilarse. A modo de despedida, invitaron a los pocos (en este caso éramos cinco del sexo débil) las que todavía quedan de los que en su tiempo estrenaron piso.

La Cita.

Viernes 18 horas en una confitería a poco más de cien metros de distancia. Salvo una, las demás no teníamos prisa alguna, aunque a decir verdad; tampoco hubiésemos podido correr, a dos de la comitiva, la artrosis les impide caminar sin el uso de un bastón, las demás caminamos más con la cabeza que con los pies. Creo que debimos tardar más de treinta minutos en llegar a la confitería.

La anécdota.

A un promedio de 85 años entre las cinco agasajadas sumamos 425 años. Al fin tuve la satisfacción de ser la más joven del grupo



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Trinidad: pues yo tembién pude ser la primera. Muy linda anécdota y, muy reconfortante por cierto. Me alegró encontrarte, te abraza desde Argentinas, Laura Beatriz Chiesa.

Anónimo dijo...

Qué tal Trini????

Siempre con tu chispa catalana, con gracia y salero relatas tus cuentos.
Te abraza con cariño Josefina