APENAS CON EL ALMA
Enorme es el rodeo que nos deja la calma.
Reconocer la meta preparada,
trasladar la esperanza sin nombre conocido.
Una barcaza quieta
que se aplasta a la arena
con un dejo amarillo de tibieza.
Tengo ajadas las manos
de acariciar silencios.
La mirada recortada en el tiempo,
allí, detrás..., la juventud eterna
de haber creído cielos.
Orquídeas y esmeraldas, un deseo,
solo pétalos sueltos del pasado,
un reflejo de nubes.
Hoy sé que todo está,
transita y se transforma.
Caminos sugeridos...,
recorridos apenas con el alma.
2 comentarios:
ANTONIO,
UN POEMA MUY DULCE, EXQUISITO.
LUIS SIBURU
Antonio: qué bello es poder recordar el pasado, con este nivel de pensamiento, de lindas expresiones, aunque esos "caminos fuesen sólo para el alma". Mi saludo afectuoso,
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