Revista Literarte creada en Noviembre de 2001 para la difusión de todas las disciplinas del arte.Declarada de Interés Cultural por el Honorable Concejo Deliberante de Vicente López en Diciembre de 2002.
DECLARADA DE INTERÉS CULTURAL POR LA SECRETARÍA DE CULTURA DE LA PRESIDENCIA DE LA NACIÓN ARGENTINA SEGÚN RESOLUCIÓN 1706/10, en Junio de 2010
Si querés publicar tu texto, música, pinturas, esculturas, danzas; enviá el material a: revistadigitalliterarte@gmail.com
STAFF
DIRECTORA PROPIETARIA
Graciela Diana Pucci
COLABORADORES
Josefina Fidalgo
María Antonia Herrera
Lilia Elena Durand
Alicia Balista
Rosa Esther Moro
Nélida Vschebor Raúl Fernández Raúl Barrozo (Periodista)
CORRESPONSALES EN EL EXTERIOR
CHILE
Loreto Silva
ESPAÑA
Martín Lucía
SALAMANCA
Ma. Antonia Moreno Mulas
MÉXICO
YUCATÁN, VALLADOLID
Marco Antonio Chávez Díaz
PERÚ
Fidel Alcántara Lévano
Ricardo Javier Calderón Inca
CORRECCIÓN
María Antonia Herrera
Graciela Diana Pucci
PROMOTORA PUBLICITARIA
Esther Moro
Ana Ailén Glavic
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Graciela Diana Pucci
Año 9
Número 34
Julio de 2010
Revista de Literatura y Arte
Partido de Vicente López
Buenos Aires-Argentina
Registro de la Propiedad Intelectual Nª 175844
Correo electrónico: revistaliterartedigital@gmail.com
Arte de Tapa
Autor: Stella Corradini
Técnica: Óleo
Medidas: 50cm x 70cm
Stella Corradini
Nacida en Río Cuarto, Provincia de Córdoba, República Argentina
Dibujante Proyectista (arquitectura)
Estudios: Arquitectura de interiores con el Profesor Manero
Óleo, Dibujo y Acrílico con la Profesora Ana Valle
Entrevistamos en su estudio atelier de la Avda Santa Fé, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, al reconocido Arquitecto y Artista Plástico, Clorindo Testa. Por estos días expone en la Mutual de Arquitectos, ubicada en la Avda San Martín 1565 de la localidad de Florida, Partido de Vicente López, Buenos Aires, Argentina.
P: ¿Qué fue lo primero, la arquitectura o la pintura?
CT: Todas las cosas que hice en mi vida las hice simultáneamente. Las dos actividades las comencé al mismo tiempo. Cuando volví de Italia, luego de haber estado becado por tres meses y haberme quedado más de dos años, allá por el año 1951, me encontré con los arquitectos Gaydo, Rossi y Davinovich con quienes participamos en un Concurso para el edificio de la Cámara Argentina de la Construcción, que ganamos. Y al año siguiente, en el 52 hice mi primera exposición de pinturas en la Galería Van Riel.
¿Son dos grandes amores compartidos o se inclina por alguno en particular?
En realidad son las dos cosas que siempre hice, porque la manera de empezar hacerlas, de pensar un cuadro o una cosa de arquitectura es igual.
¿Un estilo en particular?
En general ahora son cuadros abstractos, digamos, porque siempre me gustó hacerlo, no hago cosas figurativas, por lo menos por ahora, porque los movimientos en uno siempre van cambiando con el tiempo, no se pinta ahora como en 1950, la arquitectura tampoco es la misma.
¿Dedica algún día en especial para la pintura?
Yo vengo a trabajar todos los días a las 9 de la mañana, pero el sábado pinto, o algo parecido a eso. Como organización pinto los sábados, a la mañana en especial. Hago un punto de color y allí comienzo. Y también durante la semana termino algo.
Su estilo en Arquitectura, se llamó brutalismo.
Si, era una arquitectura de la época, una estructura de hormigón armado, un modismo de los años cincuenta y sesenta. La Biblioteca Nacional y el Banco de Londres son dos concursos que ganamos, el primero con Francisco Bulrich, y Alicia Casaniga, su mujer y sí, son dos obras de las más importantes.
La arquitectura y la pintura forman parte de su vocación, ¿las hereda de familia?
Papá era médico. Y cuando yo estaba en el secundario me preguntó qué iba a estudiar en la universidad y yo le dije, a lo mejor medicina, y él me respondió “de ningunísima manera”, con lo que allí se acabó mi primera vocación médica, pero siempre me siguió gustando…
Precisamente Usted tiene una particular comparación entre los edificios y el cuerpo humano.
Sí. Si uno hace un dibujo de un cuerpo humano y al lado hace el dibujo de un edificio y al cuerpo humano le pone un esqueleto y al edificio le pone una estructura de hormigón armado y al cuerpo humano le pone las venas que suben y bajan y al edificio le pone las cañerías de agua caliente y de agua fría, y le pone el corazón al cuerpo y la sala de máquinas al edificio se van a dar cuenta que el edificio es muy parecido a un cuerpo, son iguales, tienen todo lo que tiene uno.
¿Le gusta vivir y trabajar en Buenos Aires?
Sí. A mi la ciudad me gusta. Es una de las pocas ciudades del mundo que tiene mucha luz. En otras ciudades no hay medianeras, aquí los lotes son chicos. Entonces hay una construcción baja y al lado un edificio de 8 pisos. Entonces las medianeras actúan como si fueran espejos, hay mucha luminosidad en esta ciudad. No la cambiaría.
Promediando el mes de junio se realizó la Marathónica de Narrativa y Poesía 2010, en Punta Alta, al sur de la Provincia de Buenos Aires.
El frío invernal sureño no pudo detener el calor poético de los más de sesenta escritores que se hicieron presente en cuatro intensas jornadas de recitales, rondas de lecturas, presentación de libros, conferencias, teatro, música, canto y exposiciones de plástica, escultura y murales.
Le cupo al poeta Hernán Beltramo, secundado por Leticia Marconi y Sergio Soler, entre otros; haber sido los anfitriones de esta tercera y renovada Maratónica Poética, dedicada a su fundador el poeta surrealista marplatense; René Villar.
Las visita de la escritora de Venezuela. Beira Díaz y del concertista Jorge Santisteban Vilchez del Perú; ofrecieron un marco de hermandad latinoamericana a este Encuentro Cultural.
Entre muchas perfomances de teatro; se destacó una vez más, la actuación unipersonal sobre textos de Olivero Girondo, del actor Alfredo Hopckins .
Especial jornada sé vivenció en la clínica de estilo, ofrecida por el escritor Marcelo Di Marco y su método llamado Taller de corte & corrección. Como una guía para la creación literaria. A continuación fueron muy apreciadas por todos los concurrentes las conferencias, sobre el trabajo llevado a cabo en el Archivo Histórico Municipal de Punta Alta y la revelación del nacimiento de esa ciudad, alrededor de los ferrocarriles que dieron origen poblacional masivo a ese sitio.
Se pudo apreciar las esculturas en metal del artista Fabián Nilchea, el recorrido para observar los murales, con su temática sobre el reclamo de los pueblos originarios y el Homenaje al Bicentenario de la Revolución de Mayo de 1810.
Especial fue la cena de despedida, para festejar el día del escritor y la entrega de certificados poéticos, como un eslabón de amistad. para las próxima Marathónica que con los ojos radiantes de fraternidad literaria, nos espera muy pronto en Mar de Ajó.
Estoy muerto, pero me recuerdo vivo a través de las imágines que el alma proyecta sobre mi futura vida.
Reconozco mi grotesco andar por el nuevo mundo.
Esto de ser cordero no estaba en mis planes.
Sin embargo no me sienta mal esta nueva piel.
Pastoreo y me echo a contemplar desde mis gigantescos ojos.
Veo todo más a ras de la tierra. Pienso y siento como cordero.
Recuerdo aquella triste noche de la esquila y la matanza, para que los hombres vivan.
Giro mi enorme cabeza, brinco, como por arte de magia ya estoy en la trinchera.
Soy aquél soldado herido que jugó su vida en la guerra muerta.
Perdida la batalla fue recogido como escombro en la tierra santa. Maté y me mataron.
Murieron todos los sentimientos. Yo fui cómplice de lo increíble, de las consecuencias.
Estoy en el horno. Aguardo expiar mis culpas.
Soy aquella fuerza enérgica que con palabras de aliento salvó la vida de Juan, el suicida, que agotada su impaciencia, creyó no tener causa alguna para seguir viviendo.
¡No te mates! ¡No te tires! Le grité. ¡No te salves y me dejes solo!
El me escuchó y me tendió su mano
Soy esa mano rugosa, desesperada, que se estrecha con otras generosas.
Esas manos me maravillan, escriben, anuncian que transmigró al alma de un poeta.
Soy la pluma que transformó el poema con esa denuncia de la luna oculta bajo el agua para no despertar al calor del sol.
Soy una sombra que llora al pie de la piedra, la muerte de su padre.
Y esa irreflexión, esa armoniosa síncopa de la irreflexión.
Su repiqueteo, su música, su respiración.
Soy aquél que no pudo ser. Aquél que no fue. Ese hombre que no nació
Cambio de semblante y atardecer cuando èl recorre esas calles… Inmigración Inca de Perù: cumbiecita andina “ aggiornada “, al caminar porteño. Paìs de las mutaciones. El “ gringo zorzal “ mostrò otros colores, pero estaba inundado de “ porteñeidad elegida “. Nunca supieron si ciudad de Lima o la mìtica Cuzco avanzaron hacia norte “ sureño ”, para cobrarse “ algo “ en esta patria de “ gringos “. Todos blanquitos y esbeltos de mestizaje por apropiación, todos caminantes de dolores ajenos… Reconstrucción de los Andes en las calles de Abasto; cumbiecita andina por los aires de Santa Marìa. Es plan reivindicador…
Lo aplastó entre sus dedos, nada. Lo chupó, tampoco. Levantó la aguja hasta la lámpara y volvió a apuntar con el extremo del hilo húmedo, no entró. Sabía que el ojo de la aguja estaba allí. Pero funcionaba como un campo magnético repeliendo la igual carga del hilo: éste se deslizaba por uno u otro costado negándose a traspasarlo. Minutos más tarde se dio por vencida. Buscó en el cajón la cinta adhesiva y con cuatro trozos, fácilmente logró levantar el ruedo de su pollera descosida.
Llovía tanto que si no fuera porque el reloj de la cocina marcaba las ocho, Matilde hubiera creído que aún no amanecía. Abrió la puerta y recogió el diario. Se sentó como todas las mañanas en la mesa con el mate. Recorrió una a una las hojas y con sorpresa advirtió que lo había leído en pocos minutos. Claro, sólo los títulos, con tan poca luz, las letras pequeñas bailoteaban y aparecían borrosas. Qué suerte, podría empezar sus tareas más temprano.
Al cabo de unas semanas notó que no enterarse de los detalles de la declinante economía, los interminables robos y crímenes, y los manejos corruptos de la policía, le permitían enfrentar su día con una liviandad de ánimo más optimista.
Nada podía hacer ella para cambiar la realidad, qué sentido tenía conocer sus crueles vericuetos. Tampoco conseguía leer los apellidos en las páginas necrológicas. Se convenció que a partir de ese momento, nadie más moriría: amigas, compañeras de colegio, parientes, funcionarios o actrices. La muerte dejó de ser un motivo de aflicción. No compró más el diario.
Se despertó de la siesta desorientada. En la penumbra de su cuarto consultó al pequeño reloj pulsera recuerdo de su madre. Cinco y cuarto o tres y veinticinco. Qué diferencia, si eran las cinco y cuarto, debía tomar el té. En lugar de encender la luz, exploró en su cuerpo la sed y el hambre, era más sano. Por qué atarse al dictatorial mandato de un sistema de engranajes, y no a los de su propia biología. A partir de ese momento, decidió prestar atención a los llamados de su organismo. Hambre, sed, sueño. No más horarios rígidos. Matilde percibió que su día ganaba en placidez. Ya no corría para cocinarse y almorzar frente a la novela. Había días en los que comía seis veces, otros tres, no tenía dudas sobre el menú. Su cuerpo requería líquido, dulce, salado, ácido, y descifrar sus necesidades. Seguramente constituía una dieta balanceada, con todas las vitaminas, pues le sucedía con frecuencia antojarse con espinacas, zanahorias o nueces. Desde que estaba sola había continuado con la rutina de las cuatro comidas, sin percatarse de que sus comensales habituales habían partido. A veces se sentaba frente a su café y mordisqueaba con placer una barra de chocolate para taza envuelta en pan lactal, aliviada por haber descubierto un alimento tan cómodo como nutritivo.
Sus ojos lagrimearon. Ya habían transcurrido varios meses desde que Carlos Alfredo abandonara a María Azul, sin saber que ella estaba embarazada, fruto de sus encuentros prohibidos. Él se casa con Esmeralda. María Azul se recluye en un convento, da a luz allí a su niño, y enferma gravemente. Carlos Alfredo se entera y quiere recuperarlos, pero la malvada de Esmeralda les hace la vida imposible. Matilde no sabía si lloraba por la sucesión de desencuentros e infortunios, o por el esfuerzo que debía realizar con su vista para enfocar el televisor. Además notó que las escenas de sexo, desamor y abandonos removían cruelmente sus recuerdos y la hacían sufrir. Desenchufó el televisor.
Ordenando el placard se topó con la caja azul. Se sentó en el piso y vació sobre la alfombra su contenido. A primera vista pudo dividir su vida en dos: blanco y negro y color. Las primeras guardaban en sus imágenes ya sepias a sus padres, abuelos y las fotos de su propio casamiento. También había unos bebés desnudos boca abajo sobre un cambiador ¿ Sería Esteban o Silvita? Sus caras fuera de foco le impedían reconocerlos. Se habían esfumado la sonrisa de mamá, las flores del tocado, los ojos de los chicos, las manos de Hugo; le parecía que todas las fotos estaban detrás de un vidrio empañado. A los manotazos metió en la caja azul, encerrando los muertos, los alejados, los enojados y la juventud.
Cuán lejos estaría la juventud. Recurrió al espejo. Habían desaparecido las arrugas. Su cara parecía lisa, llana, por qué no, si al acariciarla palpaba su suavidad. Tampoco logró dar con sus canas, suponía que debían estar pero si no se veían era como si no existieran.
Matilde consiguió seguir simplificando. Todas las cuentas se debilitaban de la pensión depositada puntualmente en el banco. El mercado le enviaba su pedido habitual. La casa quería cada vez menos atención, una persona sola ensucia y desordena poco. Todo resuelto.
Había dejado de lado las noticias inútiles y calcadas: la realidad exterior no pudo horadarla con su morbosa crudeza. Ignorándolo, logró gobernar al tiempo, y lo mutó en una dimensión vana e insustancial. Aprendió a esquivar el ontológico pavor a la muerte, excluyéndola de su diario suceder. Extinguió la llama del amor, el sexo y los afectos, y pisoteó en sus cenizas el dolor y la humillación. Impidió que la vejez hincara su lenta ponzoña y borró de la memoria sus raíces y recuerdos.
Como un hambriento frente a un banquete, se ató la servilleta al cuello y se dispuso a disfrutar de su bien ganada paz interior: Cual una asceta, convencida de que en su despojo y su renuncia descansaba el secreto de su trascendencia, en un estado de liviandad y pureza supremas, se sumergió en la introspección, se buscó.
Esa noche, en mi soledad, después de haber recibido saludos de mis amigos, de mi familia, y en especial el de mi mujer y el cariñoso beso de mis hijos, me puse a pensar sobre los años que he vivido, 81 años durante los cuales hice de mi vida, lo que quise, lo que me gustó. Deportes que me fascinaban, las profesiones que me gustaban, y me llenaron de satisfacción., casarme con la mujer que amaba, tener los hijos que quería y que ellos fueran como yo siempre soñé que fueran.
81 años, sin traicionar a nadie, cumpliendo con todo lo que mi religión, mi patria y mi familia, requerían
No fui, millonario en dinero, pero si en amigos... Tuve muchos amigos, pero eso no es lo más importante, lo mas importante es ¡haber sido amigo! Amigo de mi mujer, amigo de mis hijos, amigo de mis amigos, amigo del deber y de la decencia....Amigo de Dios, de mi patria, de mi bandera y de mi escarapela, y llevarla siempre en mi pecho presentándome con orgullo,. como argentino, con el mismo orgullo que presento a mi mujer, a mis hijo triunfantes o a un buen amigo.
Dentro de todo ese amor, está mi intención, de trasmitir a otros la sabiduría que mis 81 años me dieron.
Enseñarles a tener la fe y fuerza que tuve para soportar y superar los dolores no sólo físicos, sino también del espíritu, y enseñarles del sueño pacífico y placentero, que dan las conciencias tranquilas y la satisfacción del deber cumplido.
Enseñar a escuchar con modestia, los reproches, y evitar las dolorosas consecuencias por no aceptarlos, por lo que seguramente, tarde o temprano nos llegará el arrepentimiento, cuando ya sea tarde.
Trasmitir lo que me enseñaron las personas conocidas, y las que no conocía, lo que me enseñó la tristeza de algunos y la felicidad de otros
Las cosas hermosas que aprendí amando, y las que perdí por no haber amado.
El hermoso sentimiento de querer y la horrible vergüenza por haber odiado.
Aprendí, tanto,tantas cosas, que no debo llevármelas y hacer que mi muerte, sea una muerte vacía,.. sin estela, como una mansa ola, que simplemente muere en la playa, absorbida por la arena y que nunca más ha de volver al mar.
No sé lo que me queda de vida. No sé cuánta capacidad me queda para sufrir, pero sé cuanta capacidad tengo todavía para amar, sé cuán grande es el hueco de mis brazos, para poder abrazar, cuantas son mis palabras para consolar y cuanta es mi sabiduría para enseñar
Y aquí estoy,... con mis recuerdos, con un montón de imágenes, de caras, de risas, de llantos, de satisfacciones y fracasos, y muchos recuerdos que no quiero olvidar y un montón de recuerdos... que no puedo olvidar.
Agradezco a Dios, y a todos los que tuvieron algo que ver, para que yo viviera la vida que viví, hermosa, plena, vibrante.
Y me pregunto ahora ¿cómo quiero morir? sí, yo sé como quiero morir. Quiero morir de pie, como el Crucero General Belgrano, desafiando la muerte, peleando frente a ella,como tenía que morir él, con honor y orgullo, y no arrumbado, solo y olvidado en un cementerio de buques, esperando la mano del desguace que lo convierta en chatarra.
Quiero que al frío de mi muerte, lo abrigue el cariño de mi mujer, de mis hijos, de mis hermanas, de mis hermanos del Liceo Militar Gral. San Martín, mis demás amigos,.
Quiero morir envuelto y abrigado por mi bandera y también ¿cómo no? con el respeto de mis enemigos y el perdón de Dios, mi Señor, si lo merezco.
Una luz desteñida, crepuscular, se precipita con urgencia después del aguacero. Esa lluvia intensa, como inclementes puñaladas, lo penetra todo hasta los lugares más profanos, más escondidos, deshilvanando los tiempos lluviosos de todos los tiempos.
Tiempo, sí, tiempo que se engarza a sí mismo en círculos lluviosos donde soy una habitante perpetúa y sin repetición.
Busco lo escondido que deja la lluvia y salgo descalza al silencio verde del jardín que se acomoda para un ritual de entrega por lo recibido. Respiro el aire agradecido, mis pies despiertan a un deseo antiguo al encontrarse con la húmeda y fragante tierra.
Me encuentro en la poltrona de mullidos almohadones, me entrego a la laxitud que me invade. Un cielo de latido animal parece acercarse con olor a presagio para dejarme sin referencia.
Inesperadamente algo comienza a revolotear a mí alrededor. Alas redondeando mi presencia. Me siento luz intensa ante este juego de alas de colores increados.
Arrumbada en un espacio impreciso, voy perdiendo mi albedrío, soy algo que se deja abordar por esa presencia. Con un último pensamiento pienso: mariposas, para nombrar las alas con las palabras designadas.
Siento alas estremecidas. Vuelo. Soy una mariposa que se desprende de algo fundamental para ir detrás del que vino en mi busca y nos vamos queriendo alcanzar ese confín, presentido, atisbado en las fugaces intuiciones que apresan burbujas de lo que es ese otro lugar que nos circunda.
La eternidad sin retorno, llevándome en su vuelo circular, desmedido, de desconcertada libertad, única, total.
Muero en el silencio bullicioso de un jardín desbordado por la lluvia del verano y
Vivo otro nacimiento, en un otoño perdido que vuelve a desparramarse con mi simiente nueva.
I
Alma que con premura
Vienes y vas
En cuerpos diferentes
Sin recuerdo del pasado
Atraviesas laberintos
De niebla difusa
¿Cómo será el devenir de tu próximo viaje?
II
Esencia... tu envase
Vienes a cambiar
Pasando etapas
Que te enseñan a crecer
III
Venís sin recuerdo
De tu hogar anterior
Pero algo te indica que debes seguir caminando
Sin pensar desde qué lugar emprendiste este viaje
Solo son sensaciones.
La localidad de Melincué se halla situada al Sudeste de la Provincia de Santa Fe, Departamento General López, República Argentina. Está emplazada en plena Pampa Húmeda, con clima templado y precipitaciones anuales que sobrepasan los 860 mm. Cuenta con una población aproximada de 3000 habitantes, y ocupa una superficie de 28.500 has.
Las ciudades más importantes del Departamento son:
Venado Tuerto: 98.000 habitantes
Firmat: 23.000 habitantes
Rufino: 20.000 habitantes
Villa Cañás: 9.400 habitantes
Es conocida por su gran Lago, espejo de agua que cuenta con 22.000 has. Sus aguas son ampliamente reconocidas por sus propiedades terapéuticas; sonmineralizadas, del tipo clorurada y bicarbonatada sódica, fuertemente alcalina y de un suave tinte dorado.
Tanto sus aguas , como su arena y fango (barro) contienen propiedades curativas científicamente comprobadas por organismos nacionales y provinciales.
Según un informe presentado por el Dr. Belisario Moreno, el más destacado investigador de la Sociedad de Climatología Médica Argentina, las aguas y fango del Lago Melincué pueden ser empleadas en las siguientes enfermedades: Dermatosis Cironica, Psoriasis, prurito, neurodermitis, excemas crónicas, seborrea, acné vulgar, fiebre reumática, artritis climatérica, várices y úlceras varicosas.
Genera , por su ecosistema, especies animales particulares y exóticas como: flamenco rosado, nutrias, zorros, garzas, cisnes, coscorobas, gaviotas y gran variedad de patos, chajás, etc.
HISTORIA DE SU PUEBLO:
Las Tribus aborígenes de esta zona eran los Tobas- Timbúes-Mocovíes-Pilagás-Guaycurúes y Guaraníes.
Melincué fue la residencia de la comunidad Mocoví que se llama Noague Noac Nonoacti, que significa “todos los vientos”.
Al momento de la llegada de los spañoles estaba habitada por el puebloQuerandí (hoy desaparecido).
Por el año 1790 data la muerte de losúltimos producida donde en la actualidad se encuentra la ciudad de San Nicolás, en la Provincia de Buenos Aires.
La Toldería de los indios Querandíes estaba cerca de la entonces “laguna” Melincué, y al sur de ésta, habitaba uno de los famosos caciques, llamado Tuichamelí, que incluso negoció con Juan de Garay cuando fundó Buenos Aires.
Es decir entonces, que ya por el año 1580 los españoles “sabían de la existencia de Melincué.”
En el año 1777 se comienza con la construcción del Fuerte Melincué y se inaugura el 27 de Noviembre del año 1779 como “Fuerte San Juan Bautista de Melincué”, puesto que el Comandante Juan González le escribió oportunamente al Virrey diciéndole que …
”construyendo un Fuerte en Melincué se le quitaría a los indios una madriguera donde ellos venían a esconderse, inmediato a los caminos, para hacer daño a las tropas de carretas y pasajeros…”, puesto que justamente pasaba por ahí el camino real a Mendoza (que es otra provincia Argentina).
La Conquista del Desierto (de características importantes en nuestro País, fue una masacre del pueblo Mapuche y de todas las parcialidades araucanas en la región pampeana y patagónica)
Los Malones de estos indios existieron desde el año1630 hasta el último malón que fue en año 1876.
LA LEYENDA
Cuenta la historia que sobre la laguna vivían en la Toldería Mayor el gran Cacique Melín junto con su mujer Nube Azul y a su hijo Cué.
Que los tres se amaban por sobre todas las cosas, y que ella defendía y cuidaba a su hombre del cual estaba perdidamente enamorada.
Tanto lo amaba , que cuando él salía de excursiones, ella no hablaba con nadie hasta que regresara, y que durante todo ese tiempo, sus ojos derramaban lágrimas que ella decía que sólo eran de dolor y de amor.
En una de las excursiones realizadas por el Ejército, tristemente célebre campaña para desterrar a los indígenas de las pampas, un grupo de indios Ranqueles, liderados por el Cacique MELIN, fue emboscado a la orilla de la gran laguna y masacrado sin misericordia.
A la matanza, sólo sobrevivió su esposa, quien huyó en su caballo, un tordillo brioso e inteligente que la llevó malherida hasta una de las islas de la laguna.
Allí la mujer, aterida de dolor y furiosa por la muerte de su hombre y de CUÉ , el hijo de ambos, maldijo a los blancos antes de morir.
En su agonía, y llamando al lugar MELINCUÉ, por su hombre y su hijo, le deseó al pueblo que las aguas de la laguna crecieran y que de a poco fueran tapando con sus olas todo el lugar.
Y el agua creció. Creció tanto que anegó campos y llegó al pueblo y se apoderó de éldurante varios años, haciendo que sus moradores vivieran en un continuo estado de alerta.
El éjido quedó bajo las aguas, miles de hectáreas se convirtieron en estériles, pues la altura de la laguna , ya transformada en Lago, las fue anegando pausada pero efectivamente.
Los moradores más antiguos aseguran que en noches de lluvia, el espíritu de la india sopla y sopla para que el agua llegue al pueblo y dicen también que hasta que no haya un acto de desagravio por tamaña matanza, su espíritu llenode furia, dolor y amor por su familia y su pueblo seguirá rondando, y los males no cesarán de llegar sobre la población y el espejo de agua.
AGRADECIMIENTOS:
Quiero agradecer a la Dra.Claudia Rosenthal , a la Comuna de Melincué (por intermedio del Sr. Miguel Angel Videla ), y a los habitantes de Melincué, por el material escrito y oral aportado para la presente leyenda. Los mismos me fueron suministrados en forma abundante y desinteresada por los mismos.
Bueno, ya pasó el domingo. Hermosa la película aunque lo mejor fue estar con Anita.
Luisa entra a su habitación. No quiere pensar que es el geriátrico.
Prefiere creer que aún está viviendo en su casita de Flores.
Hoy amaneció lluvioso pero tenemos al muchachito esmirriado con su guitarra. Jovencito, pero encantador. Complace todos los pedidos.
Luisa sentada junto a los demás también pide un bolero de aquellos que hicieron furor en su época, cuando los chicos eran pequeños. Anita, la más remolona, siempre pegada a su pollera.
Hoy ya no llueve. Hubo un inconveniente. Se llevaron a mi vecina de cuarto. No se sentía bien. Es comprensible, jamás vienen a verla.
Luisa se detiene junto a la ventana. Mira su potus, el que le regalara Anita. Lo riega y se para ante el almanaque. Ya pasó la mitad de la semana. Sonríe esperando el último día.
Alguien golpea a su puerta. Es la enfermera rubia, la que tiene los ojos siempre sonrientes. Le recuerda que va a comenzar la película de los domingos.
Luisa se arregla el cabello. Hoy no, estoy esperando a Anita.
Vamos querida. Anita hace un año que se marchó a Córdoba.