EL DIARIO DE UN LADRON
15 de noviembre de 1990
Mi viejo me llevó a la Feria de San Telmo. Quería comprarme un
auto de carrera de colección usado que había visto la semana anterior. Había
muchísima gente dando vueltas por los puestos. Revistas, vestidos, cinturones,
llaveros, mates…y por fin el sector de juguetes. De pronto lo ví, azul y plateado como me lo
había imaginado.¿Es ese con el número 26
? pregunté . Si, me dijo el viejo…¿te gusta?. Hermoso,
contesté, y antes que él pagara ya lo tenía conmigo y lo hacía correr por el
piso pese a la cantidad de personas caminando.
2 de enero de 1991
Hoy el viejo no fue a trabajar porque venía con la mamúa de fin
de año. Sin embargo sorprendentemente me despertó e invitó de vuelta a la Feria.
Vamos, me apuró, hoy es día de
turistas. No entendí mucho el comentario pero igual me vestí rápido. Ni
siquiera desayuné, aunque no había demasiado para hacerlo, sólo mate. Siempre
quedaba la posibilidad de que nos cruzáramos con otra cosa barata para un chico
de nueve años. Cuando apunté para los puestos Papá me dijo que me invitaba a un
café con leche y medialunas frente a la Plaza. No bien me senté junto a la
ventana del bar, el viejo me dijo que observara el Mercado y la gente que
caminaba por él. Especialmente aquellos de bermudas y sombrerito claro con pelo
blanco y cara rosada, la mayoría con cámaras fotográficas. Esos son los turistas me
aclaró, seguro tienen dólares en los
bolsillos. Sabés que bien que están
en los países de donde vienen. Seguramente, pensé , vivírían en casas
mejores que el inquilinato donde estábamos con mamá y mis hermanas.
4 de febrero de 1991
El viejo está obsesionado con la Feria.¿ Pueden creer que esta
tarde vamos de vuelta?. Es domingo y tenía un picado en la Costanera Sur pero
no le puedo decir que no, es muy cabrón. Me extrañó que no le dijo nada a mis
hermanas ni a mamá, pero bueno, soy el único varón y su preferido. Pero esta vez fue mas alla del
café con leche. Me insistió que observara los movimientos de los turistas, me quedara sentado en el bar y que viera que
hacía él en la plaza sin comentario
alguno.Así fue que se marchó y yo me quedé mirando, aunque se perdió enseguida
entre la muchedumbre. Al rato lo veo pararse detrás de un aparente matrimonio
extranjero. Me concentré en lo que hacía. Asomaba la cabeza entre los dos y
mientras le daba charla a la mujer, la mano izquierda se metía en el saco del
hombre y retiraba su billetera. ¡¡ estaba robando ¡¡. Me contuve siguiendo sus
instrucciones de no decir nada. Al rato volvió. Viste qué fácil me dijo.
Por supuesto requiere práctica, pero eso
lo vas adquiriendo con el tiempo. Lo importante es que aprendas la profesión y
puedas vivir de ella. En realidad es casi un trabajo, aunque no sea muy honesto
que digamos. Pero te va a alcanzar para comer y darte los gustos. Me quedé asombrado. Había asistido a una
clase de “cómo robar y no perder la vida en el intento”.
17 de marzo de 2000
Ya tengo 18 años y hace nueve que vivo de lo que me enseñó mi
padre. No me ha ido demasiado mal. Tengo un pequeño coche y alquilo un
departamento en Constitución. Me fui de casa apenas junté los primeros pesos,
ya no aguantaba las constantes preguntas de mamá de cómo podía vivir sin
trabajar. Conseguí un puesto de ayudante de canillita para conservar las
apariencias y justificar que el dinero entraba por alguna razón. Me insume sólo
la mañana. Por la tarde y hasta entrada la noche salgo a ejercer mi oficio. Los
sábados, si me alcanza el tiempo, voy a visitar a mi padre a la Cárcel de
Olmos. Está allí desde hace 5 años. Un ruso grandote al que le quiso sacar el
ipod le dio una tremenda trompada que lo dejó groggy. Los antecedentes por
varias entradas le perjudicaron al momento de dictar sentencia. Hasta el 2020
no sale Mi madre – pobre, ella siempre tan en babia – no deja de repetirme que
no siga sus pasos porque voy a terminar igual.
22 de abril de 2002
Esto va viento en popa. De los colectivos y subtes pasé a probar
suerte en las exposiciones y actos públicos. Si es en barrio de adinerados mejor.
Así que busco ocasiones en Recoleta y el microcentro y dejé un poco la zona de
Rivadavia para el sur Me rinde mas el trabajo, aunque es mayor la vigilancia.
También me junto con los hermanos Barbeito que a veces tienen una ocasión de
salidera bancaria, aunque sea de campana, o si no conseguir algún coche para
los “capos” que viven de los raptos. Eso sí que te deja vento para tirarte a
chanta varios meses.Y a pesar de que mí me dejan la limosna en comparación con
lo que se llevan ellos Por supuesto que los riesgos son mas grandes de que te
agarre la yuta y de caer preso. Pero hasta ahora todo va bien. El que no
arriesga no gana.
28 de diciembre de 2003
Justo hoy es el Día de los Inocentes y entonces recuerdo que yo
caí como un zapallo. Tenía razón la vieja. Seguir los consejos de papá fue una
gran equivocación. A veces lo conversamos con él en el patio de la prisión
donde ingresé hace seis meses (mamá pidió que nos pongan juntos) y tengo para
ocho años más. Culpa de un vecino jubilado que me espiaba siempre en la calle
Chile, desde la ventana de enfrente del depto. Comentó en la cuarta que
sospechaba que yo andaba en algo raro. Si no fuera por el viejo choto, seguiría
dándome la gran vida. Cuando salga voy a tener en cuenta todos los detalles que
no parecen importantes pero que te joden. Es que voy a tener que seguir en el
ramo. ¿Quién me da laburo con mis antecedentes? ...ah, me olvidaba aclarar algo
que ocurrió cuando era chico… aquel cochecito azul y plateado de la Feria de
San Telmo, ayer me enteré por papá que jamás lo había pagado, se lo había
afanado del stand.