sábado, 20 de septiembre de 2014

Alejandra Zarhi-Septiembre de 2014

ABANDONO

Que te cuento
Me invadieron los crudos inviernos
las lluvias  y todo lo demás.

Quedó todo inmenso y lejano.

Temerosa de la oscuridad
y de los trechos,
Me alejé de los amigos
y no me han podido encontrar.

Angustiada la poesía y la mano
amenazan con abandonarme ya.


del libro canción para el silencio

Oscar Vera-Buenos Aires, Argentina/Septiembre de 2014

A quien le quepa el Sayo...


Yo también siento el frío de esta noche
en que solo me encuentro
habita un gran vacío en mi costado
mi corazón ha muerto.

Yo te amé, y te amo en mi dolor
más no te encuentro
porque nunca te vi., porque eres sueño
y aunque no te conozco, te llevo dentro

veo tu rostro, tu perfil, tus ojos verdes
pero no soy tu dueño,
ya que nunca me embriague con tu sonrisa
ni con la caricia sutil de tu mirada

Nada de esto me halaga
todo es silencio y plaga

Eres todo virtual, nada de nada
jamás oí tu voz, pero me duermo
al calor de tu arrullo, y de tu talma

Muchas veces soñé tenerte en brazos
pero no lo logré,
desperté, sin encontrar tus lazos,
en mis noches lunares te persigo
entre estrellas de plata
entre flores de almendros y cerezos
más no encuentro, las mieles de tus besos
que al soñarte he bebido
cuando quise acercarme, te has reído,
te pido, ya no lo hagas
de quien más te ha querido
no te burles del que amando se hiere,
con tus manos no ahogues,
al que olvidar no puede.

Con la luz de la aurora
ya nace un nuevo día
y al dormirse su albor
nace la noche oscura,
y comienzo a soñar que tú eres mía
me embriago de pasión, de calor,
tu voz callada no condice con el sol
ni el ventarrón  que en mi suspira.

Yo se bien, los otoños me han golpeado,
pero  quedan primaveras aún dormidas
no intentaré jamás conquistar tanta belleza
sin las armas con que siempre he luchado
me sentaré a un costado
del ángel que me diga,
tuya nunca será,
escapa como puedas
ya no la sueñes más,.
 vete, fantoche,
Ahora si,
 siento el frío de la noche,
mi Dios me ha abandonado,
y lo lamento,
duele el otro costado,
porque tú no estás ni lo estarás
no existirá el encuentro.





Luis Tulio Siburu-Buenos Aires, Argentina/Septiembre de 2014

EL BAZAR DE LOS INSECTOS

Manolito estaba leyendo el pasado domingo el diario Perfil, y encontró un comentario de la revista italiana Panorama, acerca de los insectos. Con su modesta traducción pudo rescatar lo siguiente:
Que en poco tiempo la carne y el pescado ya no serán suficientes para alimentar a todos en el planeta. Un último informe de la FAO, recomienda acostumbrarse a consumir insectos, un tesoro de proteína barata. Restaurantes y cocineros de EEUU y Europa ya le han descubierto sus propiedades y están acostumbrando a sus comensales a degustarlos y consumirlos”
A Manolito se le pusieron los pelos de punta más que nunca. Intimamente pensó que no se lo iba a comentar a Mafalda porque esa información era oro puro y seguro que ella le encuentra algún costado de “sugerencia imperialista”. Eso lo deprimiría en su idea de ser el primero en el barrio de vender en el almacén de su padre “los mejores insectos nacionales,  ibéricos y de otros paisitos del mundo”.
Luego pasó raudo por la puerta que comunica su casa con el comercio, y mientras el signo pesos ondeaba sobre su cabezota, comenzó a limpiar la zona donde habitualmente se guardan los envases vacíos y los productos ya vencidos sin salida. Ese sería el ángulo ideal para ubicar un pequeño stand, como una sofisticada ampliación del almacén tradicional. Pensó denominarlo “ El bazar de los insectos”.
Parecía fácil la comercialización pero no estaba todavía demasiado desarrollada la detección, caza, envasado y distribución, por lo cual infería muy costosa la obtención de esos insumos. Y justamente el alto costo no era el ingrediente que Manolito pensaba aceptar. Por eso es que se sentó en el escalón de la entrada al almacén, puso ambas manos alrededor de su mandíbula, bajó la vista al suelo y encaró el peor de sus desafíos: pensar.
Con ayuda telefónica de Google entró en Wikipedia, donde al menos podría conocer de que se trataba el tema. Como pudo leyó :Los insectos son una clase de animales invertebrados del filo de los artrópodos, caracterizados por presentar un par de antenas, tres pares de patas y dos pares de alas. La ciencia que estudia los insectos se denomina entomología.”. Allí ya se perdió y creyó llegado el momento de recurrir – aún con desconfianza – a sus amiguitos de la pandilla. Ellos serían la ayuda logística y él el vendedor directo y tesorero del Bazar. No se involucraría directamente, desde los dos años salía corriendo cada vez que aparecía una mosca.
Los encontró en la plaza, junto a los juegos, y les comentó el plan. Al rato ya estaba armado el organigrama: Mafalda, siempre interesada por la humanidad, ubicaría las especies y los lugares para recolección; Guille – el mas cercano al suelo - oficial recolector de primera; Susanita – mientras no quede embarazada ni la afilien los gorilas - responsable de envasarlos en los ex tubitos de antiguos rollos fotográficos que son muy chetos; Libertad, identificarlos pero sin que se le ocurra poner en la etiqueta el símbolo de la hoz y el martillo; Felipe, trasladarlos en su vehículo espacial hasta el Bazar; Miguelito, el creativo, en la publicidad del negocio.
Pronto el grupo le hizo el primer planteo laboral a Manolito. Ya que él se llevaba la porción mas gorda del negocio, debía encargarse – además de la caja - del “paso a degüello” de los insectos. La toma de decisiones de Manolito estaba ya entrenada. Se venderían vivos, ni él ni los otros tocaba bicho alguno. No vaya a ser que los picaran y no quería gastar en ART.
Así comenzaron a llegar al Bazar hormigas, saltamontes, grillos, abejas, langostas, mariposas. Hasta que Manolito no venciera su aprensión, la mosca debía ser declarada “en extinción” (para los clientes) y sólo se aceptaría su búsqueda y venta por encargo especial y pago efectivo en dólares blue.
El Bazar tuvo un inicio exitoso. La ambición de Manolito, mas la ayuda invalorable de Miguelito, desarrolló mucho su poder de convencimiento y los clientes se fueron acercando e informando acerca del poder calórico y proteico de la alimentación del futuro.
Pero había un inconveniente. Los insectos necesitaban un buen ingreso de oxígeno en el recipiente que vivían hasta que los eligiera algún cliente para llevarlo. Sin embargo, la pandilla no había desarrollado un sistema confiable de protección superior semitransparente con perforaciones que permitiera que respiraran normalmente.
Y sucedió lo esperable. Los insectos comenzaron a desaparecer como presos de Ezeiza. Sin necesidad de túneles y coima a carceleros. Simplemente carcomiendo despaciosa pero incansablemente los orificios de la tenue gasa agujereada que los mantenía encerrados.
Lo complejo fue que los insectos no retornaban a sus antiguos lugares de residencia en la naturaleza. Todo lo contrario. Los días vividos en el Bazar y la radio a todo volumen que el padre de Manolito apoyaba sobre la caja, los fue educando – a través del noticiero de Radio Mitre - en materia de derechos humanos. Y del Bazar se iban directo para hacer la denuncia al permanente Juez de Turno Oyarbide, que era el mas delicado para atender especies tan  minúsculas y sensibles.
Así fue que empezaron a llegar las citaciones de diversa índole : a Mafalda, por acoso y observación de insectos en cercanía de sus hogares, además de atraerlos maliciosamente con la sopa que ella desechaba en su casa; a Guille, por agresión exacerbada al cazarlos pisándoles la patita trasera al estilo de violento back central; a Susanita, por “voyeur”, dado que que espiaba por los agujeritos del frasquito la cópula de la abeja reina con el zángano para entender como se hacían los hijitos que ella ambicionaba; a Miguelito, por ser sospechoso de cualquier cosa ante tanta bondad y candor; a Felipe, por no cumplir con las leyes del tráfico en los traslados cósmicos; a Libertad, por pichona de zurda y a Manolito por tratante de “blanquitas” y lavado ocasional de dólares. Hasta al padre del ideólogo se lo llevaron por violencia de género. Le tocó la mano a Maru Botana al darle el ticket, cuando vino a comprar una oruga para su ensalada sofisticada.
En la 18ª de Boedo los recibió un cabo gordo y  bigotudo que se la rebuscaba de administrativo para que no lo manden a la calle “ porque hay mucho plomo”.
- ¿Domicilio ? –Pavón y Castro Barros …-¿Actividad?...-Bazar.- ¿ Bazar ? ¿Bazar de qué ? ¿De platos de plástico y baldes de aluminio ?...- No…Bazar de insectos…- ¿De insectos ? -Ustedes me están cargando o se quieren quedar acá para siempre...
- Oficial Inspector Buenaventura ¡¡¡¡ venga un momento, escuche a éstos malandras con la historia que me vinieron…
- Cabo…no les grite por favor. Son menores imberbes. Chicos…vayan ahora y liberen a todos los insectos encerrados. Los que se escaparon ya forman una cola tan larga frente al juzgado, que están cortando la 9 de Julio y no puede pasar el Metrobus. Allí tienen la puerta, están libres…hoy es domingo,  olvídense del Bazar de los Insectos y miren un video de Disney…
Tomó entonces la palabra Mafalda, la mayorcita… Gracias Oficial…pero no podemos,hoy son las PASO. Hay que ir a votar por el Partido Verde, lo pidió la FAO. 


Horacio Semeraro-Buenos Aires, Argentina/Septiembre de 2014


Ida De Vincenzo
           
Embajadora de la Cultura calabresa al mundo


 La  destacada Artista Visual  Ida  De Vincenzo  presentó a mediados de 2014 en Italia, el libro “Cropalati. Mi país, mi nostalgia” basado en sus obras de arte, en particular las de su Cropalati natal que dieron título al libro. Previamente, las obras fueron expuestas en la ciudad de Nueva York , donde  tuvieron amplia aceptación  tanto del público como de los críticos de arte asistentes. En cuanto al libro, fue presentado originariamente en Cropalati, Italia, y posteriormente  en Cosenza, Rossano, Corigliano y Roma entre otras bellas ciudades italianas.
 Junto a la tapa del libro que ilustra la nota, podemos apreciar algunas  fotografías : obras pictóricas de la serie " Mi país Mi nostalgia" e  imágenes  digitales  de la serie  "Imágenes de Cropalati "y "La mujer calabresa hoy". Cabe destacar que saliendo de su ciudad natal y pintándole a su aldea, en éstas y otras obras (en este caso convertido en un libro cuyas palabras preliminares tuve  el agrado de realizar), Ida De Vincenzo se hizo acreedora entre otros premios a algunos que merecen destacarse y que consigné en el Prólogo que reproduzco a continuación: Diploma de Honor por el aporte cultural de su obra, otorgado por las autoridades de la  Dirección de Cultura del Honorable Senado de la Nación en nuestro país .Mientras que en Italia fue nombrada “Embajadora de la Cultura de Cropalati,  y de la Cultura Calabresa  ante el  mundo”: nada menos…!   He aquí mi Prólogo del libro:
 
                                         Prólogo 
Cuenta la Biblia  que en cierta oportunidad dijo Jesús “Nadie es profeta en su tierra”.Quizás Ida De Vincenzo tuvo que irse  de su Cropalati natal, allá en Italia, para que la nostalgia por su tierra despierte el talento innato que seguramente ya estaba en ella-porque el artista visual percibe desde su sensibilidad  lo que ya está allí, y  lo traduce, lo concreta a los ojos, que de esa manera lo miran azorados, deslumbrados por esas bellas obras: pasamos de “ver” a” mirar”. Es entonces cuando la obra “sale hacia quien la observa”, como si penetrara en su mente y afectividad  y se produce el goce estético de su contemplación e interpretación. Eso se advierte claramente en la obra de Ida, quien desde su memoria afectiva pintó casas, calles lugares, personas de Cropalati. La frase bíblica se potenció, quizás con aquella otra de Tolstoi “Pinta tu aldea y pintarás al mundo”. Ella, una privilegiada del arte y la sensibilidad, pintó su Ciudad, y así nacieron obras como “Cropalati, mi país, mi nostalgia” obra que dio nombre a una de sus exposiciones y por la cual el Honorable Senado de la Nación, Dirección de Cultura, otorgó Diploma de Honor por su aporte  a la cultura .Su obra fue seleccionada para representar  el escudo cívico de “Terra mía” en Italia y el presidente de Cosenza  le dio su reconocimiento. Fue declarada Ciudadana Ilustre y Embajadora de la Cultura de Cropalati y de la Cultura calabresa en el Mundo. También la Fundación Mil milenios y PEA la nombró Embajadora de Paz. Ganó numerosos premios nacionales e internacionales, expuso en  innumerables y prestigiosos lugares del país y del exterior-entre ellos Italia, Brasil y Estados Unidos-cuya enumeración  excede los alcances de un prólogo; pero invito a que lo comprueben a quienes visiten su página Web y su blog . 
En cierta etapa su obra orilló el arte abstracto, pero su estilo, si bien reconoce como inspiradores a consagrados artistas a los que admira, es propio de ella. Los colores que utiliza son predominantemente pastel  de tonalidades claras; otras veces  el ocre y el gris permiten representar difuminadamente la nostalgia que determinado recuerdo le provoca. Existe un extraño equilibrio, sin embargo entre esa suavidad de los colores aplicados con pinceladas detallistas, cuidadas y bellas y la contundencia  de aquello que se representa, confirmando su estilo realista, en el sentido de verosimilitud con la realidad, sin llegar nunca a la simple imitación o copia del objeto a pintar, por su percepción personal creativa que la re-crea e interpreta.
    Además de su faz de Artista Visual, Ida De Vincenzo es Vice-Presidente del  Rotary Club Flores,  presidente de la Subcomisión de Educación del distrito 4890, período 2013 – 2014.Asimismo, integra la Comisión Directiva de la Asociación calabresa de Buenos Aires.
 Un mérito destacable para  quien participa brindándose al público que admira las artes visuales de sus obras  y  al prójimo en general desde la organización internacional a la que pertenece, cuyos fines altruistas son de público conocimiento y se concretan en obras que van desde la donación de un Bisturí eléctrico hasta el otorgamiento de becas y muchas obras más.
     Felicitaciones por tanto talento y dedicación, a esta artista de raza.




Alicia Scordomaglia-Buenos Aires, Argentina/Septiembre de 2014

CERRADO

Cerradas están
Las puertas
Las ventanas
Las miradas…

Se escapan
Y se pierden….

Nada se moja…
En este desierto
De amor
Todo es congoja…

Lina Sánchez Michea-Chile/Septiembre de 2014


TU PRESENCIA

Las horas se deslizan
como cuentas de rosario
el viento azota la ventana
un soplo de tristeza
roza mi alma
la lluvia entona
una ligera melodía.
Percibiendo tu presencia
en la almohada me cobijo
y
dormida quedo..


Ana Russo-Septiembre de 2014

Ana Russo y su comentario bibliográfico de la segunda edición del poemario “De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):” de Rolando Revagliatti (Ediciones La Luna Que, Buenos Aires, 2006), publicado en el número 19 de la Revista “Poesía de Rosario” digital, de Rosario, Santa Fe, la Argentina, 2010.




          La tapa de este libro carece de imágenes, no es lo que se denomina un volumen atractivo por su ilustración, pero el diseño de su gráfica hace pensar en palabras que por algún motivo especialísimo están destacadas en el tamaño de su cuerpo, y otras, deliberadamente menguadas. No creo que esto responda a un antojo o caprichosa construcción sino que debajo de este artificio de imprenta hay un mensaje a descifrar. Claro que ese mensaje no surgirá si no se observa con detenimiento qué intención tuvo el poeta para darle este formato a la tapa. Veo que se destacan dos palabras: “Mi Mayor”. A raíz de esto me remito a revisar el valor de los tonos musicales y encuentro que “mi mayor” es la tonalidad que consiste en la escala mayor de la nota musical “mi”, pero que además “mi mayor” es la tonalidad del movimiento final de la Sinfonía Inacabada de Schubert; deben sumarse aún dos conceptos: que es una tonalidad muy dada para la guitarra (instrumento criollo por excelencia) y que es considerada la más pura de las tonalidades para Scriabin, quien la eligió para representar al color blanco en sinestesia de la música.   Recordando que sinestesia es la mezcla de dos o varios sentidos diferentes, esto se puede aplicar a un desarrollo de la percepción aumentado por diferentes razones, ya sean estéticas o por asociaciones formadas por procesos sensoriales de diverso origen. En este caso, así como en el muy conocido poema de Rimbaud a las vocales, les asigna a cada una de ellas un color; el compositor ruso le asigna al “mi mayor” un color y éste es el blanco. Pero a esta valoración intensa del “tono” –volviendo a la tapa- le sigue una palabra que gráficamente va perdiéndose: “Estigma”. Su cuerpo es mínimo con relación a lo antes citado, pero allí radica todo el libro. En esa minúscula palabra que tiene significados múltiples se avienen: las llagas o heridas (religión):

“Herida larga / herida larga alarga / herida larga alarga el ala / mi/   irreprimible herida / deviene de yacer aterrada / (sin como la/ sin como que / sin cuando como que/ sin donde como la) / condensa hasta mutis / larga mutis / a la alarga / a la paz a la herida…”

O: parte de las flores que capta el polen:

“Odioso polen / que a mi limbo asciendes / por una vía / sin embargo muerta // flota la lluvia y al revés / brinco en el blanco / cedo embargando / con mis propagaciones // te gano la llegada / cuerpo del amor / y dura”


Y por último, atributo por el cual un ser social es considerado por su comportamiento,   digno de una señal, de una marca como generalmente les sucede a los poetas, aún más si toca puntos revulsivos, como lo dice en la contratapa Osvaldo Pol, cuando en 1993, hace alusión a la primera edición de la obra.


“simetría”:

“Duelo o / dueto o / algo como una simétrica duda: / ¿me enfrento o / me acoplo?...”



           Y luego el remate de tapa: (si mal no me equivoco):. Deja abierta la puerta para que los lectores realmente comprometidos, revisen los textos para confirmar que “no se ha equivocado mucho”, que eso es lo que quiere decir esta expresión. Nada sobra, nada falta, nada es antojadizo o arbitrario y desde esta tapa ya avanza con rotundidad el escritor sorprendente, aquel que hace de los vocablos nuevas respiraciones, incluyendo neologismos decisivos, como  en “eslaverbones”, apabullante poema de enumeraciones caóticas y eslabonamientos de actitudes para sobrevivir en el caos a cualquier costo, enunciadas en tanto verbos en aumentativo, haciendo de las acciones cotidianas situaciones hiperbólicas: “dudar / entre la ka y la cu / entre ser llevado por el camino recto o en andas / entre escribir / o barritar”, teniendo en cuenta que barritar es “emitir el sonido de un elefante”. O en el texto 6 de “suelta de palomas”: “liebres pareciendo gatos / hasta la total desvirtuación / acuchillaré la gatidez”; o en “pájaro al trino”: “despidémiame de mi mala índole para que nada sobre”; o el increíble remate del poema “me”: “el resentimiento me asalta / la decepción me asalta y me consume / me puede / la remuerrección de finndenuevo”.

          Otra inclusión notable es la de terminología de nuestro antiguo decir rioplatense, ciudadano y por momentos tanguero, términos como rantifuso, peripuestos, damisela, emberretinamiento, sombrerete requintado, etc., no hacen más que insistir en seguir definiendo el lugar que en “a pulmón”, dedicado a Celedonio Esteban Flores, llama “la argentina” referencial del suburbio y el malevaje y a la fatiga de lo trágico.

          Destaco los textos que forman una línea histórica que a modo de cronología, desde 1905 llegan a 1914, trayecto que concluyendo en la muerte del archiduque Francisco Fernando de Austria y el inicio de la guerra del ’14, comienza con el inmortal acorazado Potemkin, pasa por las revoluciones automotrices, el caso Dreyfus, los presidentes argentinos, las derrotas futbolísticas, las huelgas y hasta “el petiso orejudo” y la mafia rosarina; también el Titanic hace su noche en el poema que es de una mirada absolutamente desapacible, de una sequedad y aspereza deliberadas para enunciar un mundo que no deja resquicio sin inmolar. 

          Este es un libro en carne viva, como lo dice en “encarne”“en carne viva mi envidia (y otras) / en carne moribunda / restos (vivos y estéticos) / y en carne muerta /palabras (quietud)”. 

          El poeta trabaja en el detritus, en el residuo que le permite una realidad que lo acucia, que lo hostiga y no deja que lo coloquial elija el camino más fácil sino el de la rudeza, el del choque que el ser tiene con su propia existencia, pero también con la historia del país y del mundo. Restos de palabras que son también parte de esa carne muerta, nuestra y de todos. Enorme desafío: Revagliatti no se deja arrastrar con resignación por los significados corrientes y aceptados, sino que las toma y les implica una fuerza y un nuevo valor, haciendo un trabajo de reconstrucción innovadora. No puede someterse a la quietud de las palabras habituales, necesita otros aires y en su Mayor Estigma –el de ser un poeta excepcional- impone con originalidad un discurso nuevo y único que lo convierte –según la definición del comienzo- en un ser completamente estigmatizado por las heridas de estar vivo entre tanto moribundo, y por ser digno de esa marca o señal que lo torna, con fervor,   abrupto y arriesgado.   También su mayor estigma es ser como señala su primer poema: “¿romántico permanezco (pertenezco) / o evitaré ser lo que me digo?” Conflicto entre deseo e identidad, lo que asegura una lectura de difícil acceso necesaria para lectores ávidos de compromiso. 




Ana Russo






Ana Romano-Buenos Aires, Argentina/Septiembre de 2014



AÑORANZA

Asomada al recuerdo
emerge
tu
figura soberbia
autoritaria
desprotegida
En aridez
sembraste
diminutas semillas
La muñeca impávida
detecta
cómo llega la muerte
Despido
en cuanto salpica
un hálito de destellos.

Teófilo Rojas López-Colombia/Septiembre de 2014

 PRUDENCIA 

Hablo de actuar con esmero,
De proceder sabiamente.
Pretendo mostrar camino;
¡Instrucción inteligente!
Estoy en “Cada Persona”,
Creo armonía en La Gente.
Abro puerta a la cordura,
Impido lo impertinente.
Oriento el momento justo;
Antes del paso siguiente.
Esquivo murmullo absurdo;
Concibo enfoque consciente.
Habito en toda La Tierra,
Hago del Vivir deleité.
Quien renuncia mi enseñanza…
“En maldad se entremete”.
(Si no desea amargura:
Deja de ser imprudente.
Procura andar con grandeza,
Levanta en alto la frente.)
Usa a favor la sapiencia;
Se Persona coherente.
Utiliza la conciencia.
Procede juiciosamente.
Elige la convivencia;
Escucha: atentamente.
Rechaza la impertinencia…
Dile adiós; para siempre.
(Gratitud: por atenderme;
Encantadora Presencia.
Dichosa acudo a servirle;
Con cariño: La Prudencia.)

Margarita Rodriguez-Buenos Aires, Argentina/Septiembre de 2014

CACHITO


En una de las tantas ocasiones en las que visitaba a mi amiga Adela, durante su convalecencia, me refirió una historia tan conmovedora como simpática. Aunque confieso que el personaje en cuestión me pareció, al principio, espeluznante. A tal punto que cuando pasaba por el comedor trataba de mirar para otro lado. Su presencia me producía escalofríos.
Es que el bicho, estaba parado sobre una tablita lustrada de aproximadamente treinta centímetros por diez, ocupando un lugar destacado sobre el aparador, escoltado por un juego de mate, un cofre de madera pintado y botellitas de diversos colores y tamaños.
Allí se erguía incólume al paso del tiempo. Al tacto era peludo y suave como Platero. Inmortalizado en una postura que, supongo,  la pericia del taxidermista hizo que se viera como  una criatura feroz, a la vista de un desentendido como yo. Sus ojos eran dos pequeñas cuentas brillantes, la mirada distante y a la vez detenida en una presa imaginaria. La boca abierta mostraba unos pequeños dientes afilados. La cola era larga y tiesa,  estirada como tratando de equilibrar el paso. Yo suponía que era un animal exótico traído de una provincia del norte o comprado en algún cambalache donde nunca faltan estas rarezas.
Hasta que se dio la oportunidad de hablar del asunto y le pregunté a Adela. A lo que ella, con toda naturalidad y entusiasmo me respondió: “Ah, Cachito”. ¡El bicho tenía nombre!
He aquí la historia de Cachito.
A sus ochenta y tantos años la sonrisa le iluminaba el rostro al evocarlo. Adela nació y se crió en el barrio de Piñeiro, partido de Avellaneda. Sus padres emigraron  de Armenia, país natal, huyendo de la invasión turca a principios del siglo pasado. Primero llegó él, luego cuando vino ella se casaron y tuvieron cuatro hijos. Adela era la mayor, después vinieron tres varones.  
La vida de la familia fue muy dura, como en el caso de la mayoría de los inmigrantes. Teniendo que realizar todo tipo de actividades para subsistir. Lograron alquilar una vivienda con un amplio terreno en el que, como se acostumbraba, tenían sus propios cultivos, además del infaltable gallinero. Manuel, así era como conocían al padre de Adela en el barrio, ya que su nombre original era muy difícil de pronunciar, instaló una peluquería. Por lo que se hizo muy conocido, teniendo como clientes a casi todos sus vecinos.
A dos cuadras quedaba el Riachuelo. Con todas sus curtiembres y galpones, era un lugar especial para la proliferación de roedores, que tenían a maltraer a todo el vecindario. En la peluquería, Manuel contó en una oportunidad como las ratas diezmaban el gallinero, por lo que alguien le aconsejó comprar un hurón, ya que estos animalitos eran excelentes cazadores y fácilmente domesticables. También le dijo donde conseguirlo. Así fue que un domingo, acompañado de su hija, cruzaron el viejo puente Victorino de la Plaza y se dirigieron a la feria que se instalaba los fines de semana sobre la porteña margen del ya entonces contaminado cauce de agua. Al mediodía volvieron a casa con su nueva mascota.
Le ubicaron en un rincón, un trapito de arpillera y un fuentón de zinc en el que gustoso se bañaba todos los días, pero le encantaba dormir a los pies de la cama de Adela. Los niños enseguida se encariñaron con él, no solo los de la casa sino también sus amigos.
“Cachito fue el milagro de la manzana”, recuerda Adela. En pocas semanas, trepando tapiales limpió el lugar de roedores. La convivencia con el barrio fue excepcional y en poco tiempo se hizo muy popular. Lindante por uno de los lados de la casa estaba la panadería. El pobre panadero, cansado de ver las bolsas de harina perforadas, aceptó gustoso la participación de este simpático animalito. “Lo que no hacía la municipalidad, lo hizo Cachito”.
Pero toda historia tiene sus claroscuros. Cierto día una vecina encontró una de sus gallinas muertas, sospechaba del hurón y así se lo hizo saber a Manuel. El buen hombre, para no tener problemas de vecindad, y con todo el dolor del alma decidió encerrarlo en un jaulón en el fondo de su casa. Allí estaría cómodo y seguro, pero Cachito no entendió el cambio y luchó por su ansiada libertad.
Lo descubrió el carbonero al llevar una bolsa de maíz hasta el gallinero. Estaba ya sin vida, atascado en un agujero que él mismo habría hecho, en el alambre de la jaula. Digno de todos los honores, el barrio entero lo lloró. No sé cuanto tiempo estuvo con la familia, pero sí sé que fue una tragedia descomunal.
Aunque  el destino tenía planes para Cachito. El día de la pérdida, Adela, que ya era adolescente, comentó el fatídico hecho con alguien que casualmente conocía a un taxidermista y le propuso no desprenderse del animal. Y así fue que quedó inmortalizado en el seno de la familia.
Adela creció, se mudó. Se casó, se volvió a mudar. Desde que murió su padre, la madre había fallecido unos años antes, ella fue en vida el fiel custodio del  hurón embalsamado y su recuerdo. No sé cual habrá sido el destino final de este genio y figura, encarnado en la estampa del simpático animal, cuando su dueña ya no pudo custodiarlo más. Por eso estas líneas pretenden, humildemente, perpetuar sus andanzas por este mundo. Tal vez ahora se hallen ambos correteando por los zaguanes y patios de las casas de Piñeiro, jugando a las escondidas.                                                            
                                                                                                                               Margaritae_rod@yahoo.com.ar

Susana Roberts-Septiembre de 2014

Ella de piel tan tibia
viste a los querubines
en el recodo del agua
juega en un círculo propio
que alarga la vida


Madre y flor espejando
perfumes del mismo limbo
sobre el marfil rojo

donde caminan los jacanas
Susavidad del agua en la memoria
nenúfar azul
desnudo rostro seno del poniente
aguacero del papiro
escriba innato

desde la luz del lirio
que vive en mi
estela caminante
en este cuerpo eterno.


Ascensión Reyes (Comentario libro)-Chile/Septiembre de 2014



LA ALDEA QUE SE CONSUM E
De Nikos Nicolaidis –Griego

Fue un director de cine y novelista griego nació el 25 de octubre de1939 en Atenas, y falleció el 5 septiembre del 2007. Estudió cine en el Instituto Stavrakos en Atenas y en una escuela de arte privada.
En 1980, fue el autor preferido del cine negro, convirtiéndose en culto en su país en aquel tiempo. Murió a los 68 años, víctimade una infección pulmonar en AtenasTambién fue el productor de ocho películas y 200 de sus anuncios. Fue galardonado en cinco ocasiones en el Festival Internacional de Cine de Tesalónica .

En este breve relato, un grupo de familias de escasos recursos llega a vivir en un basural. Construyen sus viviendas  con desechos y barro, convirtiendo el lugar en una aldea que posteriormente ve crecer una nueva generación. Con el tiempo los hijos  se van para iniciar una nueva vida, prometiendo ayudas que nunca llegan.
Con los años, el progreso y el crecimiento propio de la ciudad vecina, hace que el lugar sea requerido para construir una plaza pública. Los ancianos son enjuiciados por el Municipio al no querer dejar sus viviendas, por el resguardo del bien común. Como legalmente no es posible echarlos, las autoridades les prohíben hacer reparaciones a sus casas en invierno. De tal manera que, poco a poco, las casas van desapareciendo y sus moradores también. Los últimos ancianos son llevados a un asilo ante el peligro que las últimas viviendas caigan sobre ellos. De esta manera la aldea se consume.
Es una narración que mueve a la reflexión y es contingente en todo tiempo. Las condiciones subhumanas en que deben vivir algunas personas, los hijos que emigran en busca de nuevos horizontes y pronto las promesas de ayuda se las lleva el viento, y sólo quedan los ancianos y sus casas que envejecen  conjuntamente con ellos.
En este relato se enfrentan varios principios que atañen a la organización humana: la propiedad individual, la falta de medios económicos, contra el bien común y el progreso. Sin embargo el arraigo que las personas adquieren por el lugar donde viven, se transforma en una suerte de identificación, negándose a otras expectativas. Un enraizamiento natural que se hace más fuerte con los años y la soledad, tanto, que termina consumiendo a la aldea y a sus habitantes.