EL BAZAR DE LOS
INSECTOS
Manolito estaba leyendo el pasado domingo el diario Perfil, y encontró
un comentario de la revista italiana Panorama, acerca de los insectos. Con su
modesta traducción pudo rescatar lo siguiente:
“Que en poco tiempo la carne y el
pescado ya no serán suficientes para alimentar a todos en el planeta. Un último
informe de la FAO, recomienda acostumbrarse a consumir insectos, un tesoro de
proteína barata. Restaurantes y cocineros de EEUU y Europa ya le han
descubierto sus propiedades y están acostumbrando a sus comensales a
degustarlos y consumirlos”
A Manolito se le pusieron los pelos de punta más que nunca. Intimamente
pensó que no se lo iba a comentar a Mafalda porque esa información era oro puro
y seguro que ella le encuentra algún costado de “sugerencia imperialista”. Eso
lo deprimiría en su idea de ser el primero en el barrio de vender en el almacén
de su padre “los mejores insectos nacionales,
ibéricos y de otros paisitos del mundo”.
Luego pasó raudo por la puerta que comunica su casa con el comercio, y
mientras el signo pesos ondeaba sobre su cabezota, comenzó a limpiar la zona
donde habitualmente se guardan los envases vacíos y los productos ya vencidos
sin salida. Ese sería el ángulo ideal para ubicar un pequeño stand, como una
sofisticada ampliación del almacén tradicional. Pensó denominarlo “ El bazar de
los insectos”.
Parecía fácil la comercialización pero no estaba todavía demasiado
desarrollada la detección, caza, envasado y distribución, por lo cual infería
muy costosa la obtención de esos insumos. Y justamente el alto costo no era el
ingrediente que Manolito pensaba aceptar. Por eso es que se sentó en el escalón
de la entrada al almacén, puso ambas manos alrededor de su mandíbula, bajó la vista
al suelo y encaró el peor de sus desafíos: pensar.
Con ayuda telefónica de Google entró en Wikipedia, donde al menos
podría conocer de que se trataba el tema. Como pudo leyó : “Los insectos son una clase de animales
invertebrados del filo de los artrópodos, caracterizados por presentar un par
de antenas, tres pares de patas y dos pares de alas. La ciencia que estudia los
insectos se denomina entomología.”. Allí ya se perdió y creyó llegado el momento de
recurrir – aún con desconfianza – a sus amiguitos de la pandilla. Ellos serían
la ayuda logística y él el vendedor directo y tesorero del Bazar. No se
involucraría directamente, desde los dos años salía corriendo cada vez que
aparecía una mosca.
Los encontró en la plaza, junto a los juegos, y les comentó el plan. Al
rato ya estaba armado el organigrama: Mafalda, siempre interesada por la
humanidad, ubicaría las especies y los lugares para recolección; Guille – el
mas cercano al suelo - oficial recolector de primera; Susanita – mientras no
quede embarazada ni la afilien los gorilas - responsable de envasarlos en los
ex tubitos de antiguos rollos fotográficos que son muy chetos; Libertad,
identificarlos pero sin que se le ocurra poner en la etiqueta el símbolo de la
hoz y el martillo; Felipe, trasladarlos en su vehículo espacial hasta el Bazar;
Miguelito, el creativo, en la publicidad del negocio.
Pronto el grupo le hizo el primer planteo laboral a Manolito. Ya que él
se llevaba la porción mas gorda del negocio, debía encargarse – además de la
caja - del “paso a degüello” de los insectos. La toma de decisiones de Manolito
estaba ya entrenada. Se venderían vivos, ni él ni los otros tocaba bicho
alguno. No vaya a ser que los picaran y no quería gastar en ART.
Así comenzaron a llegar al Bazar hormigas, saltamontes, grillos,
abejas, langostas, mariposas. Hasta que Manolito no venciera su aprensión, la
mosca debía ser declarada “en extinción” (para los clientes) y sólo se
aceptaría su búsqueda y venta por encargo especial y pago efectivo en dólares
blue.
El Bazar tuvo un inicio exitoso. La ambición de Manolito, mas la ayuda
invalorable de Miguelito, desarrolló mucho su poder de convencimiento y los
clientes se fueron acercando e informando acerca del poder calórico y proteico
de la alimentación del futuro.
Pero había un inconveniente. Los insectos necesitaban un buen ingreso
de oxígeno en el recipiente que vivían hasta que los eligiera algún cliente
para llevarlo. Sin embargo, la pandilla no había desarrollado un sistema
confiable de protección superior semitransparente con perforaciones que
permitiera que respiraran normalmente.
Y sucedió lo esperable. Los insectos comenzaron a desaparecer como
presos de Ezeiza. Sin necesidad de túneles y coima a carceleros. Simplemente
carcomiendo despaciosa pero incansablemente los orificios de la tenue gasa
agujereada que los mantenía encerrados.
Lo complejo fue que los insectos no retornaban a sus antiguos lugares
de residencia en la naturaleza. Todo lo contrario. Los días vividos en el Bazar
y la radio a todo volumen que el padre de Manolito apoyaba sobre la caja, los
fue educando – a través del noticiero de Radio Mitre - en materia de derechos
humanos. Y del Bazar se iban directo para hacer la denuncia al permanente Juez
de Turno Oyarbide, que era el mas delicado para atender especies tan minúsculas y sensibles.
Así fue que empezaron a llegar las citaciones de diversa índole : a
Mafalda, por acoso y observación de insectos en cercanía de sus hogares, además
de atraerlos maliciosamente con la sopa que ella desechaba en su casa; a
Guille, por agresión exacerbada al cazarlos pisándoles la patita trasera al
estilo de violento back central; a Susanita, por “voyeur”, dado que que espiaba
por los agujeritos del frasquito la cópula de la abeja reina con el zángano
para entender como se hacían los hijitos que ella ambicionaba; a Miguelito, por
ser sospechoso de cualquier cosa ante tanta bondad y candor; a Felipe, por no
cumplir con las leyes del tráfico en los traslados cósmicos; a Libertad, por
pichona de zurda y a Manolito por tratante de “blanquitas” y lavado ocasional
de dólares. Hasta al padre del ideólogo se lo llevaron por violencia de género.
Le tocó la mano a Maru Botana al darle el ticket, cuando vino a comprar una
oruga para su ensalada sofisticada.
En la 18ª de Boedo los recibió un cabo gordo y bigotudo que se la rebuscaba de
administrativo para que no lo manden a la calle “ porque hay mucho plomo”.
- ¿Domicilio ? –Pavón y Castro
Barros …-¿Actividad?...-Bazar.- ¿
Bazar ? ¿Bazar de qué ? ¿De platos de plástico y baldes de aluminio ?...- No…Bazar de insectos…- ¿De insectos ?
-Ustedes me están cargando o se quieren quedar acá para siempre...
- Oficial Inspector Buenaventura ¡¡¡¡ venga un momento, escuche a éstos
malandras con la historia que me vinieron…
- Cabo…no les grite por favor. Son menores imberbes. Chicos…vayan ahora
y liberen a todos los insectos encerrados. Los que se escaparon ya forman una
cola tan larga frente al juzgado, que están cortando la 9 de Julio y no puede
pasar el Metrobus. Allí tienen la puerta, están libres…hoy es domingo, olvídense del Bazar de los Insectos y miren
un video de Disney…
Tomó entonces la palabra Mafalda, la mayorcita… Gracias Oficial…pero no podemos,hoy son las PASO. Hay que ir a votar
por el Partido Verde, lo pidió la FAO.