Marcelo Juan Valenti: sus respuestas y poemas
Entrevista realizada por Rolando Revagliatti
Marcelo
Juan Valenti nació el
18 de febrero de 1966, en
Rosario (ciudad en la que reside), provincia de Santa Fe, la Argentina. En 1998
publicó la novela “Paralelo protervia”, en co-autoría con María
Luisa Siciliani. Sus libros de cuentos son “Una langosta en la casa
invisible”, 1999; “Ojalá Jane Fonda nos ilumine”, 2011, año en el
que también aparece su nouvelle “Invernadero”. En 2003 publicó “Caballo bifronte”,
prosa poética en co-autoría con Susana Rozas. Entre 2002 y 2014 fueron
socializándose los poemarios “Presagio de la reina ciega”, “Juego de
abadesas”, “Jardín espejo” y “Espejo jardín” (ambos
volúmenes en 2010), “Después de la orgía, el canibalismo”. Ha sido co-fundador del grupo literario “La Torre de Papel”. La Editorial La Espada
Rota (Caracas, Venezuela) publicó la carpeta “El cálido paisaje del agua”,
una recopilación de sus poemas. Entre otras, integró la antología “Animales
distintos” (Muestra de escritores
argentinos, españoles y mexicanos nacidos en los sesentas), con selección,
presentación y notas de Ana Franco Ortuño, Antonio Portela, Benjamín Barajas y
coordinación de Juan Carlos H. Vera (en México, 2008), “Tercer concurso
anual de poesía y cuento Macedonio” (1996), “Anuario de cuentos breves
‘92” (Ediciones ImagenArte, 1993), “El primer siglo” (Premio
literario “Tierras Planas”, 1992), “La vuelta al mundo en un poema 2003” (Ediciones La Guillotina, Buenos
Aires, 2003), “Selección de cuentos certámenes Alcides Greca” (Editorial
Municipal de Rosario, 1993), “Cuentistas rosarinos” (Concurso de cuento
1998, U. N. R. Universidad Nacional de Rosario Editora, 1999). Durante los primeros años del siglo participó
del movimiento mail artista (arte
correo). Poemas suyos fueron traducidos
al catalán por Pere Bessó y al portugués por Antonio Miranda. Fue
co-organizador de ciclos literarios públicos: en 2000, “Lecturas en la AZ93”, con Héctor Roberto
Paruzzo y Pablo Solomonoff, y en 2004,
“Homenajearte”, con Raúl Astorga. Sus textos fueron ampliamente difundidos en
revistas soportes papel (…“Apofántica” de Mar del Plata, provincia de Buenos
Aires, “Palabras Escritas” de Asunción, Paraguay, “Cultura de Veracruz” de
Veracruz, México…) así como en la
Red: … www.agora127.com
, http://poetassigloveintiuno.blogspot.com.ar/
, http://poesiadelmondongo.blogspot.com
…
1 – Cuando contactamos por primera
vez, Marcelo, vos integrabas el grupo literario “La Torre de Papel”. Comenzaría
preguntándote por los objetivos de aquel grupo, qué otros escritores lo
conformaban, qué publicaciones llegaron a socializar.
MJV – La
pertenencia a "La Torre
de Papel" no ha caducado, yo la siento perpetua. El germen fue un taller
literario al que asistí entre 1989 y 1992. Espacio lúdico de creación,
contención y aprendizaje. Sobre fines de 1990 surgió la inquietud de
vehiculizar nuestros trabajos hacia el exterior del grupo, hacia el territorio
de la lectura exógena. Barajamos nombres posibles, que decantaron en la Revista "La Torre de Papel". En un
primer lapso publicamos sólo textos nuestros, pero luego nos abrimos a la
participación de otros autores que nos iban conociendo. Con generosidad,
autores que ya tenían mucha trayectoria, como Angélica Gorodischer y Roberto
Fontanarrosa, autorizaron la aparición de sus escritos en nuestra querida
revista, que fue creciendo hasta su última aparición en 1994.
Dentro del grupo se generó un
mundo propio de complicidades y aventuras, que rebasaron el espacio de taller o
el proyecto editorial. A lo largo de estos veinticinco años de historia, nos
hemos acompañado en distintos emprendimientos (entre ellos, ciclos de lecturas
y realización de cortos en video) y en la vida. Algunos integrantes mantenemos
la tradición del encuentro semanal. Con idas y venidas, pasaron por “La Torre de Papel”: Raúl
Astorga, Omar Carrizo, Nora Fracchia, Claudio Gershanik, Beatriz Leguizamón,
Susana Sarmiento, Ana Isabel San Román, María Luisa Siciliani...y yo.
2 – Estoy persuadido de que muchos
de nuestros lectores no tendrán una representación acabada de lo que significó,
y acaso significa todavía, el arte correo, por lo que me parece oportuno que te
explayes sobre el tema, y que nos trasmitas ahora, ya distante de aquella
práctica, cómo evaluás tu paso como mail artista.
MJV – ¡El
Arte Correo! Es hablar de diez años de una experiencia
extraordinaria.
Le debo su descubrimiento a la artista plástica Delia María López Zamora, que
participó en una convocatoria que se expuso en Rosario. La mecánica básica
consiste en la propuesta de un tema y la indicación de las características que
deben observar las respuestas (medidas, volumen, técnicas). La convocatoria se
difunde y cada persona (sea artista o no) que se sienta interrogado, provocado
o comprometido, puede aportar su trabajo que se envía por correo. Se presupone
que quien organiza debe enviar algún tipo de documentación a los participantes
y exponer las obras. La primera participación de la que obtuve respuesta, fue
una que tenía como tema "2000: Año Mundial de las Matemáticas".
Cuando ya la había olvidado, recibí desde Italia un sobre con el suntuoso
catálogo de la muestra: “2000: Anno Mondiale della Matematica”, Castel S.
Pietro T. Que me lo hubieran enviado ya era todo un detalle. Imaginate lo que
fue hallar mi trabajo en sus páginas.
Obras mías aparecen en los
siguientes catálogos: en 2001 integré, también en Italia, “L ‘Utopia” en
Vicenza, y “Exit” en Bologna; en 2001-2002 en Lieja, Bélgica, “Anges Dévastés”;
en 2002, “40 Years of Mail Art”, Castel S. Pietro T.; en 2005 la muestra
“¿Hambre en el País del Trigo?”; en 2008, “Le Cheval”, Argentina-Francia. A lo
largo de diez años jugué en ese espacio creativo, abierto a artistas y a
entusiastas. Revaloricé experimentaciones que ya no destinaba a una destrucción
inmediata, porque habían encontrado un sentido. Exploré el collage hasta que
llegué a los límites de lo que podía expresar. Por entonces , las carreteras
del Arte Correo habían virado hacia las participaciones por e-mail. Di esa
etapa por concluida...en muy buenos términos.
3 – Es
excepcional que se consolide la escritura de una novela en colaboración con
otro escritor –en tu caso, con la narradora María Luisa Siciliani, también de
Rosario, en casa de la cual estuve hace muchos años-. ¿Cómo la tramaron, cómo
la gestaron, qué operatividad establecieron? ¿De qué trata “Paralelo
protervia”?
MJV –
“La Torre de Papel” fue la cuna del
primer libro que publiqué. En el verano de 1994, el grupo había pasado un día
de campo, al que María Luisa Siciliani se sumó cuando promediaba la tarde, con
una proposición: escribir una novela de a dos.
Tenía el tema: la amistad de una mujer y un hombre a lo largo de casi cuarenta
años. Vaivenes, fracasos, desilusiones, extravíos, bajo un arco histórico
extendido entre el primer peronismo y el final del llamado Proceso de
Reorganización Nacional. María Luisa tenía también el punto de partida: la
muerte de la protagonista como disparador de la mención a las cartas que le ha
escrito a su amigo (en la que se cifra su vida) y una serie de puntos por los
que debía pasar la narración. El planteo era construir puentes entre esos
puntos. Descubrimos después la necesidad de encontrar la "voz" de
cada personaje, para que ambos pudiéramos tomar la escritura desde las
distintas perspectivas. Creo que uno de los logros de la novela es haber creado
un texto donde no se notan los cambios de mano. Todos nos preguntaban quien
había escrito qué. Los que conocían nuestros trabajos individuales, estaban
confundidos. A veces, la duda autoral la teníamos nosotros: a ese punto se
amalgamó nuestra escritura. Superar las barreras (¿aparentes?) de género, edad,
formación, experiencias vitales, estilo, fue, sin duda, un reto maravilloso.
Nos presentamos a uno de los concursos "importantes" con el seudónimo
M-lavaq (a partir de nuestras iniciales comunes, y lavaq... en referencia al
campo). No obtuvimos el premio, pero el libro existía. Lo publicamos en 1998,
con la Editorial
Ciudad Gótica. Fue el primero para los dos.
4 – Otra obra has concebido en colaboración,
después, con otra escritora santafesina, Susana Rozas, de prosa poética. Te
transfiero los mismos interrogantes formulados en mi intervención anterior,
Marcelo.
MJV - Conocí
a Susana Rozas en el año 2000. Junto a María del Carmen Reyes, fuimos jurados
del tradicional concurso de poesía de la santafecina localidad de Acebal, el
"José Pedroni". De inmediato surgió una fructífera amistad.
Repetición del ciclo: por segunda vez recibí la invitación a forjar un texto a
cuatro manos.
"Caballo Bifronte" es una
nouvelle poética, categoría que implica un cruce, un rompimiento de categorías.
Fue crear y jugar. Los límites argumentales eran más laxos que en mi anterior
experiencia. Esa temporada resultó una excursión al desenfreno del lenguaje,
una explosión del vocabulario. El punto de convergencia con "Paralelo
Protervia" fue la necesidad de un tono común, de un tercer lenguaje
que no era el de nuestros registros individuales.
5
– Acabo de releer “Espejo jardín” (tapa y contratapa de fondo negro y letras
blancas) y “Jardín espejo” (tapa y contratapa de fondo blanco y letras negras),
aquellos poemarios que fueran editados simultáneamente y en los que no hay
ninguna referencia en cada uno respecto de la existencia del otro. Además de
carecer de títulos los 37 poemas de cada volumen, impresos en la cara impar de
la hoja, los que no exceden la dimensión de las páginas, no constan índices ni
números de páginas, ni llevan prólogo o epílogo. Y un par de poemas son el
mismo texto duplicado en el mismo orden en cada volumen. En 2010 leí de corrido
un poemario y después el otro, pero ahora, en cambio, leí el primer poema de un
volumen y el primer poema del otro, y así sucesivamente. Y me resultó tan
gratificante esta segunda incursión mía en tu propuesta, que me llevó mientras
sucedía, a decirme que si yo hubiese sido el autor, simplemente la hubiera
ofrecido como un solo poemario –“Espejo jardín – Jardín espejo”-, donde el
lector en página par hallara por ejemplo, “Mi padre me devoró / aunque / no
tenía hambre.”, y en página impar diera con “Mi padre no deseó devorarme. Y sé
/ que tenía hambre.” Me gustaría, Marcelo, que nos contaras cómo urdiste estas
obras y las concretaste. Y que te refieras a tus decisiones concernientes a la
plasmación gráfica.
MJV -
Susana Rozas me
había hablado sobre un cuento de Juan Carlos Onetti, que era el negativo de
otro de Faulkner, como un homenaje por oposición: ese fue el germen de estos
libros: la construcción de poemas sobre los que se proyectaran textos que los
negaran.
No se trató de una serie completamente original y otra, su mero espejo.
Avanzadas ambas, los nuevos poemas nacían como continuación de una o de otra.
El resultado fueron estos libros autónomos, pero enriquecidos por ese reflejo
en el otro. En forma mutua, se abrillantan y se anulan. Salvo rara vez, nunca
pongo título a mis poemas. La falta de numeración de las páginas...: un
descuido de impresión. La idea fue ofrecerlos en forma conjunta, pero una
fantasía subyacente señalaba que los pares podían separarse. Y de hecho, ha
sucedido en varias oportunidades. No deja de titilar la ilusión de que, como en
el mito de las esferas, ambas mitades se reencuentren, recuperen su abrazo... y
sorprendan al lector. Dicen los artesanos orientales que la perfección no es de
este mundo. E incluyen adrede un error en el tejido de alfombras y
tapices. Viví la experiencia de la incompletud frente a dos poemas que me
parecieron irreversibles, pero que nacidos de la energía que originaron, debían
ser incluidos.
El trabajo de tapa
obligaba a un respeto de la trama urdida entre ambos poemarios. Me pareció que
el dibujo del artista holandés M. C. Escher tenía el grado hipnótico apropiado.
Revertir blancos y negros de la misma imagen, resolvió la continuidad del
juego.
La presentación pública fue
también un juego de espejos. Las poetas Marta Ortíz y Antonia Taleti,
convocadas por separado, ignoraban quien era la otra persona que iba a
presentar (aunque sabían que habría alguien más, no mencionado) y recibieron,
cada una, uno de los libros. Luego hice una reunión con ambas, en la que les
entregué el que completaba el par. Para la presentación, vestí la mesa con un
mantel mitad negro, mitad blanco.
6 – En los setenta algunos supimos
que Jacques Lacan había dicho: “…sería bueno interrogar a los poetas para saber
algo acerca del deseo. En efecto, el poeta da testimonio de una relación
profunda del deseo con el lenguaje, al mismo tiempo que demuestra –lo que el
analista no debe olvidar- hasta qué punto esa relación poética con el deseo se
ve siempre dificultada cuando se trata de la pintura de su objeto: así la
llamada poesía metafísica (léase ‘The extasie’, de John Donne) evoca mucho
mejor el deseo que la poesía figurativa, que pretende representarlo.” Por un
lado, Marcelo, te invito a que aportes alguna reflexión o asociación sobre lo
que Lacan despliega. Y por otro, que vincules lo que te vaya surgiendo con tu
poética, con lo que has ido encontrando, re-encontrando, desencontrando…
MJV - Involuntarios fugitivos de un vacío fundante,
ferozmente impelidos hacia una búsqueda sin pausa, siempre insatisfecha,
nuestro destino se teje entre el deseo y el lenguaje. Marcha metonímica bajo un
cielo constelado de metáforas. ¿Estallará, floreciente, en la letra, esa
metáfora epifánica, que vemos tan alta, que no alcanzamos con las manos?
La incógnita, la urgencia, nos mueven hacia ese objeto que alcanzado, no se
transforma en estatua de sal a causa de una mirada tan indiscreta como
inverosímil, si no que se desvanece, para materializarse, con trucos de Fata
Morgana, en un punto cercano a un nuevo horizonte. El poema que busco escribir
está siempre un paso más allá de la última línea de verso, con resonancia de
cristal y voluptuosidad de terciopelo, llamándome. El objeto es siempre
parcial, incompleto, perfectible.
7 – Ha sido a través tuyo –y no sólo
por la entrevista que le concediste al poeta Daniel H. Grad y que está subida
en YouTube- que registré la existencia del vocablo “BookCrossing”. Y fue cuando
eché un vistazo en Wikipedia y sobrevolé la proposición de Ron Hornbaker,
cuando me enteré de que promovió controversia y variantes. Puesto que estarás
interiorizado de sus alcances, y sos o has sido participante de ese movimiento,
te propongo que nos trasmitas en qué consiste.
MJV – Ron
Hornbaker lo ideó en 2001. Básicamente, hay que abrir un perfil en www.bookcrossing.com , que habilita a cargar título, autor,
género de un libro, al que le otorga un código similar a los de las
bibliotecas. Este número y algunas
instrucciones de uso (hay etiquetas que se pueden imprimir) se indican en la
primera página del libro. Entonces pueden suceder dos cosas: que el libro quede
en un espacio público y alguien lo encuentre (y lo reporte) o que el libro se
intercambie en las reuniones de grupos que se han establecido en distintas
ciudades. Cada uno de sus lectores puede hacer comentarios, que le llegarán a
todos los que lo han leído. Hornbaker promovió BookCrossing como algo local,
pero pronto ganó carácter universal. Se han organizado grupos, convenciones
nacionales e internacionales, envío de ejemplares por correo, retos de lectura,
páginas espejo... Las posibilidades son enormes, las gratificaciones también.
Te comento que "Ojalá
Jane Fonda nos ilumine" reúne dos cuentos. Uno de ellos re- trabajado,
el otro escrito especialmente porque toca el tema de BookCrossing. Lo edité
para repartirlo en el III Encuentro Nacional Argentino. Todos los ejemplares
tienen el mismo código, para unir las diversas lecturas que se fueran
produciendo. La tirada fue superior a los asistentes, así que luego lo seguí
ofreciendo a los que no pudieron participar y a personas de otros países.
8 - ¿De qué tipo de familia provenís?
¿Qué se ha mantenido en vos a lo largo de las etapas?
MJV – Provengo de una familia trabajadora, sencilla,
donde los bienes culturales eran respetados, pero en la que no se esperaba un
hijo lector fervoroso, y mucho menos escritor. Supongo que no fui un hijo
convencional, pero no torcieron ese destino.
Algo en común guardan la niñez, la adolescencia... y la actualidad: el exceso
de imaginación, la sed de libros, el vuelo rasante de historias en torno a mi
cabeza.
9
- ¿Cómo
te llevás con el cuento, con la novela de corte policial? ¿Y cómo con la
ciencia-ficción?
MJV – Inauguré la adolescencia con una lectura abundante de
obras de ciencia ficción. Lo que más me atraía era esa variada invención de
formas de vida y cultura. El escritor que rescato por encima de todos, es al
exquisito polaco Stanislaw Lem.
Por aquel entonces frecuenté el policial, pero menos. Aunque el policial me
acompaña aún hoy (pese a cierto agotamiento, quizás debido a que el culpable
siempre es otro que el que pienso, jajajajaja). En cambio, es muy raro que hoy
lea un libro de sci-fi.
10 – En narrativa, ¿qué tipo de
asuntos no alcanzan a involucrarte? ¿Sos lector de dramaturgia?
MJV – Bueno,
no logra capturarme la novela histórica. La elección de qué leer es un
misterio. Los resultados a partir de una reseña o una contratapa, pueden
arrojar desde una sorpresa absoluta a una desilusión total. Leí dramaturgia de
joven, en una época en que asistir al teatro, por distintas razones, no estaba
a mi alcance; luego, he preferido las representaciones. ¿Un autor?: Ionesco... pese a que pretendí releerlo y no
resultó.
11 - Que peor que la muerte es el
envejecimiento, no soy el primero que así lo considera. ¿Estás de acuerdo?
MJV – Trato de no pensar en el tema de la edad. A veces me digo:
-Ya tengo 48 años. Casi de inmediato agrego: -¿Y?
12 - Si te hubiera tocado ser
portador de un nombre o apellido que nombrara un color, ¿cuál te parece que te
hubiera gustado o incomodado menos? ¿En que deporte hubieras preferido
destacarte? ¿A qué sos o has sido aficionado? ¿Qué te promueve el concepto de
“posteridad”?
MJV – Lo
del apellido cromático me ha causado mucha gracia. Azul no estaría nada mal.
Los deportes NO existen para
mí. No me entusiasman, no los entiendo, no me convocan.
Mis aficiones siempre giraron
en torno a leer y escribir. El intercambio de correspondencia es un ejemplo.
Posteridad: ese dilatado futuro
en que seremos un recuerdo, en el que habrá discretos vestigios de los que
hemos sido.
13 – Tu último poemario está en estos
días presentándose en sociedad: ¿nos acercás a “Después de la orgía, el
canibalismo”?
MJV - "Después de la orgía, el
canibalismo",
reúne poemas escritos entre 2005 y 2010, oralmente compartidos en ciclos de
lectura o dispersos en publicaciones virtuales. Quería que conformaran un
libro, darle la instancia de palabra impresa, de... ¿posteridad?
*
Marcelo Juan Valenti selecciona para esta entrevista,
en 2014, seis poemas de su autoría:
A la más
vieja,
a la que
sólo sabía reír,
nadie le
advirtió
de las
premoniciones
del
último zafiro.
Que un
bosque
puede
avanzar hasta las murallas
de un
castillo maldito.
Que
cielo y mar
volverían
a confundirse.
Que los
espejos
mienten.
Que el
escozor nacarado de la noche
envenena
el verano.
Nadie se
lo dijo
y ella
murió sin saberlo.
Después
fue la
irreparable
tempestad.
("Presagio de la reina ciega", 2002)
*
Partenogénesis
de las vírgenes.
En las vetas
de la sangre castrada
por el lejano coito de los ángeles,
se acurrucan
peligrosos cuentos de viajeros.
Todo brilla
con inquietud de mercurio
en cajitas de plata.
Depravación del ícono:
la cabellera es una ofrenda perfectible.
("Juego
de abadesas", 2005)
*
Mi padre
no deseó devorarme. Y sé
que tenía hambre.
No obstante, él
se quedó observándome junto al fuego, como
si yo fuera
el cachorro de una especie indigerible.
("Jardín Espejo", 2010)
*
Mi padre
me devoró,
aunque
no tenía hambre.
Se apartó
del fuego,
y sin mirarme, me percibió
como el cachorro de una especie apetecible.
("Espejo Jardín”, 2010)
*
El amor
entre
orquídeas vestidas de organza
es un
misterio
que mira
las
certidumbres
del mar.
Y su clímax
de
pétalos devorados
llueve
sobre la
mirada atónita
de
cebúes poco asertivos,
ignorantes
de su giba,
fieles
custodios
de una
divinidad
pasiva y
acuosa.
Los
acantilados de honor
se
perfuman
con los
bisbiseos
del
goce.
("Después de la orgía, el canibalismo", 2014)
*
El viaje
podría
haber sido perpetuo.
Pero han
seleccionado
cada
baldosa
por su
rugosidad y matices,
el
corredor
impecable.
Flanqueando
la puerta de madera de cedro,
dos
jarrones azules
se
atosigan
de
crisantemos.
Las
hojas se abren.
Sería
imperdonable defraudar su sonrisa.
Confío
en sus manos
todos
mis secretos,
menos el
que reservo para la noche del festejo.
Algo
oscuro titila.
Su taco,
certero,
es más
ágil que mi intención.
Me mira
como diciendo
que no
pasa nada,
que el
mal sueño se esfuma
como el
vapor del café
que nos
aguarda.
Un
círculo se cierra,
incluyéndonos.
("Después de la orgía, el canibalismo", 2014)
***
Entrevista realizada a través del correo electrónico:
Ciudades de Rosario y Buenos Aires, distantes entre sí unos 300 kilómetros,
Marcelo Juan Valenti y R. R., 2014.