Revista Literarte creada en Noviembre de 2001 para la difusión de todas las disciplinas del arte.Declarada de Interés Cultural por el Honorable Concejo Deliberante de Vicente López en Diciembre de 2002. DECLARADA DE INTERÉS CULTURAL POR LA SECRETARÍA DE CULTURA DE LA PRESIDENCIA DE LA NACIÓN ARGENTINA SEGÚN RESOLUCIÓN 1706/10, en Junio de 2010 Si querés publicar tu texto, música, pinturas, esculturas, danzas; enviá el material a: revistadigitalliterarte@gmail.com
martes, 20 de agosto de 2024
lunes, 19 de agosto de 2024
Carmem Andrea Soek Pliessnig (Carmenaturaleza)-Brasil/Agosto 2024
NUESTRA VENTANA
Mismo durmiendo, me tocas con suavidad.
Luego, me despiertas, florece
un momento exclusivo, inolvidable.
Feliz, me levanto, abro la ventana, veo las estrellas.
Los suspiros son cómplices, observamos la luna.
Disfrutamos del perfecto cielo de piedras preciosas.
Tu bella presencia es siempre irresistible.
Tu dulce, especial compañía es el mejor logro de mi vida.
Fabián Soberón-Argentina/Agosto 2024
La poesía de Revagliatti
Reseña del libro ‘Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo’
La poesía de Rolando Revagliatti está hecha de paradojas, retruécanos, juegos de palabras, insolencias, puesta en escena de contradicciones. Pero este modus operandi no apunta sólo contra las palabras sino también contra el sujeto mismo de la enunciación. Y diré más: el revólver verbal del poeta apunta contra el hombre de carne y hueso. No cualquier hombre: pone en jaque a la humanidad y al sujeto que habla; el poeta pone el cuerpo, dice y se burla de sí mismo. En este sentido, el poema para Revagliatti es una palestra en la que discute y pelea el poeta con él mismo, con “su” yo y con el deseo.
En este libro, el deseo aparece desnudo y disfrazado, dicho y entredicho, puesto en el escenario y jaqueado. Como el deseo es aquello que no se puede decir, el autor usa todos los caminos a sabiendas de que el fracaso kafkiano está delante y detrás de su cometido. Pero insiste, y busca una fuga que le permita unir el sentido con el sonido, el hoy con el ayer, el placer con el dolor de no poder concretar el deseo:
Desnudo
me entreví
siguiéndome
la pista
disfrazado.
Algunos versos se aproximan a la sentencia o al aforismo:
Todo lo que tocas de mí
me es ajeno.
Pareciera que el pájaro y la pájara que canta hasta morir en la poesía es el Gran coito ilustrado o deslustrado:
La juventud
se va
La ancianidad
se queda.
*
Nuestros cuerpos
nos luchan.
El deseo es eterno y los cuerpos son mortales. Al final, pareciera que el único problema es la decrepitud. Ni siquiera el final termina con el deseo, con ese dios inquieto que nos domina. Las flechas del pequeño dios son cortas pero largas, intensas e inasibles. Eros, como dijo Safo, es dulce y amargo, es inmortal y pérfido. Los mortales lanzan todas las flechas que ya ha lanzado eros, y no pueden asirlo ni aniquilarlo.
El anverso y el reverso, el antes y el después, el costado y su sombra: los aspectos que son falsos exergos, dirá el poeta, aparecen desdoblados y presentes en sus pliegues en los poemas breves y en los retruécanos. El humor, acaso la flecha que descomprime el mundo, le ayuda a sortear los escollos en el camino del deseo.
El tranvía en el que viaja el poeta es el mismo que lo pisa y que aplasta al lector: El lector, agradecido, siente que el tren llamado deseo es imparable y es de hierro.
*‘Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo’, Editorial Leviatán, Buenos Aires, 116 páginas, junio 2024.
*
Luis Tulio Siburu-Argentina/Agsoto 2024
EL CASTILLO DE NAIPES
Eran cuarenta y ocho
Siempre unidos en las manos de la anciana
Ella en el sillón, jugando al solitario sobre la mesita ratona
Ellos se sentían en una fortaleza inexpugnable
Rodeados de un foso que los aislaba de
Los peligros que acechaban fuera de ese ambiente
Pero un día la abuela se murió y se quedaron solos
Se juntaron entonces por parecido de valores
Y decidieron probar suerte en otro lado
Fue algo así como el derrumbe de un castillo de naipes
La dispersión comenzó desde los de más abajo
Así se fueron a probar suerte en el Chinchón
Los ases y los dos de oro, espada, basto y copa
Los tres y cuatro
Aunque diferentes en sus valoraciones futuras
Se amigaron para jugar en adelante al Truco
Los siguieron los cinco y los seis
Cartas con complejo de inferioridad pero
Dispuestas a engancharse en el Mus
Los siete y los ocho, los primeros orgullosos y los segundos esperanzados
Se miraron y se dieron cuenta de que sumaban quince
Y que podían tener futuro en la Escoba
Quedaban los nueve como cosas inanimadas y los diez haciéndose los sotas
Aún había trabajo allá afuera, en algún bar o en bodegón viejo
Y se arrimaron a la mesa para decir que eran necesarios para el Desconfío
Por último, los soberbios y arrogantes once y doce
Que siempre miraron a los demás por arriba, desde el caballo o el trono
Tuvieron que conformarse con el Culo Sucio
Fin de la historia de las cartas españolas que acompañaban a la señora
Mientras la viejecita desde el cielo,
Se alegró de que sus amigos hubieran encarrilado de vuelta sus vidas