Revivir en sombras
Se disfrazó la tarde con el negro-azul de la existencia.
Crucé las horas con la casa a cuestas.
Volteé la esquina de los pensamientos
y un flujo amargo abandonó mi piel.
Me tocó nacer de nuevo.
Con los ojos bien abiertos
acepté las nuevas bendiciones.
En los dedos tiernos
no hay rasguños,
no hay rostro agrio
ni rebeldía.
Pero no encuentro cosas para amar.
Espanta la misma podredumbre en la vereda.
Carmen: creo que, en el nacer nuevamente, faltan las necesidades de los tiempos vividos. Buen corolario. Un abrazo, Laura Beatriz Chiesa
ResponderEliminarQuerida Carmen:
ResponderEliminarUn texto intenso, con buenas imágenes.
Un abrazo y mi cariño
Analía
Carmen, un placer.Creo que vuelvo a nacer cada vez que leo tu poema. Me encantó. Un beso Viviana
ResponderEliminar(Olavarría-Argentina)