El desayuno
A Nselmo...
Héctor Allfool había invitado a su nuevo amigo Guillermo a desayunar en el nuevo café de la ciudad, “La Nueva Cafetera”. Luego de reunirse en la nueva terminal de ómnibus de la ciudad, “Cnts Scgds”, partieron camino hacia el café.
– ¿Qué les puedo ofrecer? – dijo el mesero que acudió a tomar el pedido, ni bien se sentaron en la mesa.
– Querríamos desayunar, si es posible – respondió el señor Allfool.
– Muy bien, como recién inauguramos el local – comenzó a explicar el mozo –, tenemos un combo individual que contiene un café con jugo de naranja exprimido y dos medialunas, una salada y una dulce.
– ¿Todo junto? –inquirió Héctor, poniendo cara de gorrión.
– Por supuesto, señor – dijo el mesero como si la pregunta fuese algo tonta. De hecho, era una pregunta imbécil.
Esbozando una sonrisa, el señor Allfool miró a su compañero y al percibir la afirmativa mirada de éste, pidió los dos combos.
Siete minutos, treinta y cuatro segundos después, el mozo acudió nuevamente a la mesa y dejó una pequeña bandeja en frente a cada comensal.
Ni bien el mesero se retiró, Héctor supervisó rápidamente la bandeja con una mirada desaprobadora, observando que el café, el jugo de naranja y las medialunas se encontraban en platos separados.
– Esto es inaudito –comentó a su nuevo amigo mientras comenzaba a verter el café en el vaso de jugo–, te ofrecen un “combo” y te lo dan por la mitad....
Durante todo el desayuno, continuó aplicándole énfasis a la séptima palabra de la oración, y mucha presión a la segunda medialuna que metía en el vaso.
A Nselmo...
Héctor Allfool había invitado a su nuevo amigo Guillermo a desayunar en el nuevo café de la ciudad, “La Nueva Cafetera”. Luego de reunirse en la nueva terminal de ómnibus de la ciudad, “Cnts Scgds”, partieron camino hacia el café.
– ¿Qué les puedo ofrecer? – dijo el mesero que acudió a tomar el pedido, ni bien se sentaron en la mesa.
– Querríamos desayunar, si es posible – respondió el señor Allfool.
– Muy bien, como recién inauguramos el local – comenzó a explicar el mozo –, tenemos un combo individual que contiene un café con jugo de naranja exprimido y dos medialunas, una salada y una dulce.
– ¿Todo junto? –inquirió Héctor, poniendo cara de gorrión.
– Por supuesto, señor – dijo el mesero como si la pregunta fuese algo tonta. De hecho, era una pregunta imbécil.
Esbozando una sonrisa, el señor Allfool miró a su compañero y al percibir la afirmativa mirada de éste, pidió los dos combos.
Siete minutos, treinta y cuatro segundos después, el mozo acudió nuevamente a la mesa y dejó una pequeña bandeja en frente a cada comensal.
Ni bien el mesero se retiró, Héctor supervisó rápidamente la bandeja con una mirada desaprobadora, observando que el café, el jugo de naranja y las medialunas se encontraban en platos separados.
– Esto es inaudito –comentó a su nuevo amigo mientras comenzaba a verter el café en el vaso de jugo–, te ofrecen un “combo” y te lo dan por la mitad....
Durante todo el desayuno, continuó aplicándole énfasis a la séptima palabra de la oración, y mucha presión a la segunda medialuna que metía en el vaso.
Querido osito peluchón: felicitaciones por tu divertido, ingenioso y original relato; el final, tan absurdo como genial.
ResponderEliminarAplausos, a seguir escribiendo bien lindo y abrazo de oso gris.
Emilio es un placer leer tus textos que salen de esa cabecita: Muy ilustrativo, realmente lo imaginás haciendo el combo!!!!Super genial Emi!!!!!Besote
ResponderEliminarViviana miquelarena
Seguís caminando tu sendero, uno más. Te felicito.
ResponderEliminarTodo lo que escribís es asombro para mí, cada vez vas perfeccionando mas tus textos. Seguí así, un beso.
ResponderEliminarBueno, gracias por los comentarios, y aprovecho este pequeño espacio con mi nombre para dar las gracias a Graciela, por darme la oportunidad una vez mas de publicar uno de mis textos; y a vos, Juanca, esa manito que me das, y que nunca falta.
ResponderEliminarOtra vez, muchas gracias.