Cabeza de medusa
Asomada con mi enorme cabellera a la ventana del mar.
Entre las transparencias del agua y del aire veo subir un pájaro.
Nos amamos en el templo.
Siempre hacen los cuerpos un templo del sitio del abrazo
donde se vuelve a ligar lo desligado.
Él se enredaba en mi como en una interminable serpentina de algas.
Yo resbalaba en él hasta llegar al hueco del deseo
Después lo de siempre,
Poseidón me entregó indefensa.
Sembraron de serpientes mi cabeza.
No pude mirar sin volver de piedra lo que miraba.
Al final como la de tantas mujeres rodó mi cabeza.
Con un sueño de redes en el pelo.
Una mirada propia de luz que no se baja.
Y un abrazo de agua para la hoguera de las
OTRAS, de resplandecientes , estremecedoras...
Cabelleras inadaptadas.
"Al final com de tantas mujeres rodó mi cabeza "...no se porqué , Cris, tu texto me hizo recordar en todas las mujeres que lucharon por nuestra América.
ResponderEliminarUn Abrazo,
Silvia Loustau
Siempre es un gusto leer y releer tus textos, querida Cristina.
ResponderEliminarmi cariño
Analía