jueves, 17 de junio de 2010

Héctor Labonia-Buenos Aires, Argentina/Junio de 2010


                     

Apologístico

Deseo hablar sobre la poesía.
Yo la pienso como si fuera un pequeño libro, compendiado, muy  resumido, una síntesis, porque  tiene una historia, un  inicio, un  desarrollo intermedio y un final, que puede ser real, abierto o utópico.
En los poemas caben innumerables licencias literarias y con el vuelo de los poetas, llegar a lugares inconcebibles, tales  como volar sin alas hasta la cumbre más alta, detener  la caída de una catarata para cobijar un amor o atravesar el espacio exterior y divagar con la luna o el sol naciente.
Amar lo invisible y hacer realidad los sueños.
Contar penas y alegrías.
Tantas situaciones, reales o no.
Lo que deseo decir con estas palabras, es  que la poesía, a veces vituperada, no  es un arte menor.
A esto, se le debe agregar cuentos y narraciones que con tanta imaginación y creatividad, nos  llevan de la mano por sitios y situaciones a veces jocosas, otras  de pena y algunas dejadas al suspenso, es decir al entendimiento del lector.
Con las muchas personas que escriben con amor y aptitud y también con su propia necesidad de hacerlo, se  llega a concretar un libro, llamado  Antología y de forma aunada se le hace conocer a los lectores una parte de su interioridad y por qué no, un  aliento a que también ellos desplieguen sus inquietudes por medio de la escritura.
              


 Prólogo de la antología “Versos y diversos”

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