Una diosa endiablada y un diablo endiosado se aman
Fruto de ese olímpico amor, quedan los dos encintos.
Ella da a luz un hermoso diosecito endiablado
y él una bella diablita endiosada de cola divina.
Para crecer, la pequeña se alimenta del padre hasta devorarlo
y el pequeño deglute a su madre con igual voracidad.
En sueños, el padre renace comiendo a la hija
y renace la madre del vientre del hijo para tragárselo.
Después de las comidas despiertan al apetito del amor,
pero esta vez se llevan a la cama toda clase de anticonceptivos
para asegurarse una celestial y placentera eternidad.
Muy bueno el poema, querido y antiguo amigo en la poesía a quien sigo sin conocer personalmente, no obstante tantos trajines recíprocos, inteligencias y desinteligencias, continuidades y discontinuidades tanto en la era postal como en la actual, fracasadas gestiones para que leyeras tu obra en emprendimientos míos de lecturas públicas, generosos espontáneos extensos comentarios tuyos a mi quehacer, en fin, muy bueno "Dioses son los de ahora".
ResponderEliminarR. R.
http://www.revagliatti.net
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Excelente poema, en el cual me permito jugar con varias lecturas.
ResponderEliminarCordialmente,
Silvia Loustau
www.silvialoustau.blogspot.com