Julio Enrique Cepero-New Jersey-Estados Unidos/Julio de 2010

Con las manos atadas

Con las manos atadas y el ropaje desgarrado,

en un transitar desmemoriado

ante una existencia imborrable como un vivir casi oscuro

con períodos casi lánguidos, con intempestivos desmanes;

te estoy amando aún más allá del límite permisible de los hombres.

Con las manos atadas,

con el corazón abierto en un desangrar a medias partes,

con voces circundantes ante una frontera sin lugares previos;

de un no más, de un más te quiero,

de un ser vacilante, expectativo y quieto;

te estoy amando aún más,

sin saber cuánto más podré hacerlo.

Con estas manos atadas,

con el mismo corazón de siempre;

quizás un poco maltratado,

pero sin lugar a dudas … un corazón humano.

Con estas manos atadas,

traspasando los confines a fuerza de pecar sin señales,

te estoy amando más

y por lo pronto sé que al menos podré amarte,

entre desgarros y voces, en este transitar

con las manos atadas,

pero queriendo amarte … al menos.