¡A BAÑARSE!
El olfato de guerrero lo hace intuir que no está solo, cuando advierte los primeros trazos de una figura en el blanco paisaje.
Se inquieta. Desde que tiene uso de razón se sabe único, pero ahora la imagen se hace más nítida, haciéndolo retroceder. Aprieta con fuerza el mango de su descomunal cimitarra.
Mientras los bordes de esa silueta comenzaron a percibirse, Emiliano, enojado porque su mamá lo llamó a bañarse, cerró rabioso la carpeta de sus dibujos y los hundió en la oscuridad total.
muy bueno este cuento breve Víctor
ResponderEliminarSaludos Josefina
Josefina, gracias por tus palabras...
ResponderEliminarGraciela, a vos gracias por el pedacito de Literarte que me das...
Abrazos
Víctor
Dibuje, vitorio, dibuje... felicitaciones, cumpa y siga escribiendo... muy bueno su minitexto...
ResponderEliminarAbrazo (dibujado :O)