Un pueblo tiene justicia cuando el sistema político respeta su identidad,
su buena alimentación,
su salud,
la educación de sus mujeres y sus hombres,
el trabajo de todos,
la libertad,
el placer,
afirmándose en la distribución equitativa de las riquezas,
sin hacerse trampas.
Desde allí,
LA JUSTICIA se levanta en un país donde las sombras y los fantasmas
quedan alertas
en la MEMORIA.
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