Viajan las nubes en el susurro
del recóndito atardecer
Viajan como pañuelos blancos en despedida
El horizonte navega en el relajo
del lento ocaso
Se sienten los primeros aletazos
del viento costero
Graznido de gaviotas revolotean
donde desfallecen las olas
en espejadas burbujas diluyentes
Ellos están allí
en su puerto rebalsan sus redes
Se sumergen en los deseos de la isla aletargada
borrachos de espuma y sal
Se extienden en la cálida y dorada arena
esperando beber la luna
Ellos están allí
Sin sentir, qué, habrá de herirlos mañana
Tal vez, ensortijado se esfume con el humo,
remolineando
la espesa sombra de sótano
Tal vez, lo empuje
la ofendida ráfaga del viento
O, la gula voraz de suspiros holgazanes
Yo lo vi desplazarse
mordisqueando talones.
Yo lo vi en acordes quebrados de locura
Yo escuché susurros
de suelas deslizándose
dejando un perfume de pasos perdidos.
Quizás deambule en barras hacinadas
transpirando tragos
donde el vicio mareante
arrecia en la penumbra
repiqueteando vasos.
A veces suele desplomarse en cosquillas
desvelando mis noches,
pellizcando mis sueños
curioseando en ranuras
inmutable y rebelde
Yo sentí en bostezos
infiltrarse la ternura
trepándose a hurtadillas
entrecerrando párpados
galopando lunas.
UN POEMA PLENO DE MUSICALIDAD Y ASOMBRO, ME GUSTA MUCHO
ResponderEliminarSALUDOS
Anahí Duzevich Bezoz
Josefina: Felicitacione...dos bellos poemas, metafóricos y profundos. Te abraza,
ResponderEliminarHola Fosefína, tus poesías me llenan de añoranza. Yo he disfrutado de amaneceres costeros, en compañía de blancas gaviotas. Felicidades. Un abrazo Trinidad.
ResponderEliminarJóse: Qué suerte tienen tus gaviotas, que en tu voz vuelen sus graznidos lilia
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