Dulce rechazo
estoy enviciada,
no me lo reproches.
adoro el impulso
de escribirte
mientras estudiás los pasillos
de esta casa
para escapar a tiempo
y decís en voz baja
“qué desconcierto”.
tu dulce rechazo
me moja la puntita
de los dedos
de los pies
con esa miel
amarguita
que me empasta la lengua
y me llena la boca
de unos besos
imposibles.
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