Bella de día (Belle de jour) – Luis Buñuel // Francia, 1967
Reparto: Catherine Deneuve, Michel Piccoli, Geneviève Page, Francisco Rabal, Jean Sorel
“Belle de jour” marca un punto de inflexión dentro del vasto derrotero cinematográfico de Luis Buñuel. A diferencia de las tomas bruscas y directas, primeros planos y usos de cámara en mano que caracterizaron a películas como “Los olvidados” y “La edad de oro”, aquí el director hispano-mexicano acude a métodos de filmación más pasivos y convencionales dándole dinámica al argumento del film, caracterizado por la tensión continua entre los personajes del mismo.
Severine (Catherine Deneuve) es la protagonista de este largometraje. El cual se enfoca en los sentimientos sexualmente subversivos que despiertan en ella, una mujer que disfruta de todas las comodidades de la burguesía, pero que sin embargo sufre de las convenciones y tabúes propios de toda fémina que pertenece a esta clase socioeconómica.
Ella mantiene una relación estable con su marido, un medico que goza de prestigio en su labor. El hombre representa el estereotipo del hombre occidental económicamente realizado. Ella lo ama profundamente, pero sin embargo no quiere mantener relaciones sexuales con este. No se abre a la intimidad en pareja. Siente la necesidad primero de saciar sus fantasías sexuales, ligadas a la subversión vistas desde parámetros burgueses, caracterizadas por elementos sadomasoquistas.
La trama se divide en tres pilares que permacen omnipresentes a lo largo de toda la película;
- El plano real
- Fantasías sexuales de Severine
- Flashbacks de traumas pasados
Buñuel presenta a las tres constantes mencionadas de una forma difusa y sutil, pero con simbolismos referenciales a cada plano y bisagras coherentes entre ellos.
Toda esa alternancia de secuencias, con diferentes referencias temporales, son agentes que ayudan a construir el convulso pasado de Severine y que es causa de su vacío sexual.
A nivel argumentativo, el director buscó, a través de esta película, sacar a luz los candados que giran sobre los temas sexuales en la conservadora clase burguesa. Severine fue el símbolo de ello, quien, pesar de que a simple vista tenia una vida rodeada de lujos y una pareja absolutamente enamorada de ella, se sentía absolutamente inhibida con ello y fue a buscar la consumación de sus deseos políticamente incorrectos en lugares no convencionales. Buñuel materializó en base a ello la idea de una libido basada en lo estético, lo material, lo superficial y la hipocresía que se apodera de las clases medias y altas urbanas occidentales en detrimento de la libre experimentación del placer en la vida.
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