domingo, 20 de febrero de 2011

Nina Pedrini-Buenos Aires, Argentina/Febrero de 2011

NADA

En el principio, nada era nada. Nada de cielo, nada de sol, ni luna, ni estrellas.
Nada hacía que alguien se estrellara, Alguien era nada.
Nada de nubes, agua era nada.
Nada de bosques, ni fotosíntesis. Nada de sol.
Nada de arroyos, ni lagos, ni mares, dulces o salados.
Nada se avistaba en  fosos abismales. Nada de fosos y abismos.
Nada de océanos.
Nada de quien o quienes avistaran algo. Algo era nada y quien, como todo, era nada.
Nada de poetas exaltando la Fe. Nada te turbe, nada te espante…
La Fe, oprimida, escondida, no revelada. Nada de Fe.
Nada, nada queda en tu casa natal…
Nada del amor primero
Nada de amor.
Nada…nada…

                        Hasta que tanta cantidad de nada, no dio lugar a más nada.
                        Estalló la nada y nada transformó en todo, en todo de nada.
                                    Hubo matices: algo de nada, un poco de todo.
                                    Extremos: todo o nada.
                                                A veces, todo es un poco de nada.

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