sábado, 23 de abril de 2011

Carlos López Dzur-Orange Cove, EEUU/Abril de 2011

2. Eres mi hijo


Hasta el amor tiene un trámite, hijo mío.
Para sentir hay que saber dolerse y morirse
y levantarse, herido, y desde mil pedazos rehacerse.
Tú vas a morir de esa manera.

Van a quererte sólo los humildes;
campesinos que te han visto,
humillado, vapuleado, sucio, ebrio como la pascua,
pero, yo, tu padre te quiero, como se quiere
lo hermoso, tu cuerpo de luna amada.

Te haré mi hijo, te esconderé en mi muslo.
Te coseré a él y podrás sobrevivir
y renacer dos veces.
Vas a aprender mi luz secreta.
Tú no sufrirás mientras seas, por mi amor,
lo que quiero: quien por mí muere, gratamente,
quien por amor se inmola y me ofrenda
su cuerpo de luna amada.

Tú, poeta, hijo de Semele, tienes sus emociones.
Lo que yo amara en Ella, quien pidió el resplandor
(todo mi sol desnudo, toda mi vehemencia vertebrada),
tú lo tienes. Aprende que eres hermoso,
poeta, y no te vendas. Es divino
tu cuerpo de luna amada.

Que no falte la emoción y perdure para siempre
y sea del Sol viajero, enteramente, aunque me mate
y sea su Luna que lo ama, aunque se hunda
en la penumbra de la noche.
Ella así me pidió:
Sacrifícame a tí.
Quiero que mi cuerpo sea tu Luna Amada.

Tú heredaste el pedido de aquella luna hermosa
y, por tanto, su luz que hoy es fecunda, es tuya.
Llámate, poeta, hijo de Soles.
Amado de luna.
Voy a darte otros frutos de la vid y la hiedra.
Tú hablarás sobre el sexo y las pasiones.


3. Tu función: esponja del dolor del mundo


A través de tí, entraré a las cuevas del dolor
y escucharé los quejidos del hombre; yo,
en tu corazón, soy el primer poema,
soy la fuente eterna, soy la alegría.

Yo mitigo; pero mi luz fulmina.
Todo lo que pidas será tuyo
y tú has pedido la plenitud de mi sentido.
No te olvides del consuelo. El mundo
al que te envío es una llanura sembrada
de chumberas y abundan los espinos.

Eres una vasija: llénala de chispas de fuego,
agítala o lávala con las espumas de la mar, poeta.
Acércate a los lagos, a la sombra de los bosques,
a la sal y las arenas, llena la vasija de sustancia.
Llénala de un salmo que bendiga y construya
el propósito y lo santo, el perdón y lo heroico.

Acércate a las playas remotas, Bardo.
Pide por amor lluvia para los desiertos.
Son almas secas por ahora. El mundo es
la parcela de la angustia y el secuestrante
mar del pillaje, una cueva de homicidios.

Por amor de la muerte, o los astrales,
pide continuidades y reciclaje, sangre para la vida,
rocío para las rosas marchitas. Pide lo vivo.

Poeta, una esponja es el espiritu.
No lo doy por medida.
Acoge en abundancia el gozo de la vida;
pero también... el quebranto.
Tú absorbe dolor y soledades.
Tráelas al ádyton. Sé valiente.

En mi nombre, trae llanto;
pero tú no llores.
Recauda incertidumbre, pero tú
no tiembles ni te aflijas.

Voy a honrarte por informar con tu lenguaje
lo que DIGAS o CANTES; voy a compadecerme
del que muere porque mi Luz es infinita y potente
y mi desnudez es relámpago que mata.

Tráeme las escorias caídas de lo ilimitado.
El cascarón que no sirve de tu mundo.
Rescata las almas triste con tu canto.

Ser poeta no es fácil; es hablar con Padre Duro,
el que te mata, el que te exilia, el que se acostó
con tu madre, reventándole el vientre, pero...
salvando su alma, su niño, el verso, alojándola
en el cuerpo de la luna amada.

Por amor a tí, a Semele, Luna del alma,
yo concederé lo que me pidas:
consolaré a los dolidos,
daré unos sorbo infinitos de alegría,
haré que la verdad y la belleza se esplendan
incorruptiblemente y del misterio del dolor
y la muerte, elegiré mis portavoces, poeta.

¡Tú dáme otros nombres, te he elegido!
¡Dáme tus causas! dáme a los sufridores,
a los que aguantan, a los que rompen
sus vientres y crisálidas
por un verso gestado,
¡hijo mío!

Frags. «Testamento del padre del poeta»
en Estéticas mostrencas / C. López Dzur

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