Carta para un veterano desconocido
Desconocemos tu nombre .Tampoco a qué fuerza militar pertenecías ni tu origen nativo. Eras norteño-mesopotámico-porteño o patagónico?.
Sólo sabemos-inocente muchacho-casi un niño se diría- ofreciste tu vida en defensa de la Patria.
Cuando escasamente habías aprendido a empuñar un arma-te vistieron de fajina y a las islas de Sur te llevaron como soldado de guerra.
Sin saber muy bien cómo fue- te viste de pronto parapetado en oscuras trincheras que a fuerza de forzadas paladas tú mismo cavaste. Tiritando tu alma-encogido en las sombras-disparabas a bultos cercanos-cuyas voces extrañas retumbaban con ecos fantasmales. Tus enormes ojos asombrados no reconocieron tamaños horrores. Nunca entendiste la estrategia del combate-si acaso te explicaran. Ni siquiera advertías quién se quejaba a tu lado-amigo o enemigo-por heridas recibidas. Sólo de instinto sobrevivías.
Por momentos un silencio que lastima-avanzaba intrigante y te aferrabas a la cruz del rosario que tu madre llorosa te entregara. Con las manos entumecidas por el barro y el frío-te ovillabas en algún rincón para que no se congelaran tus entrañas. De tanto en tanto chillaban de hambre tus pobres tripas que ni tiempo ni vituallas había para acallar su lamento. Días y días se sucedían interminables. A veces divisabas a lo lejos un avión de los tuyos castigar en vuelos rasantes-levantando lenguas de fuego desde el objetivo logrado.
Nunca supiste las tratativas orquestadas en el continente ni los vaivenes de tan descomunal enfrentamiento. Tan sólo intuías el desenlace por señales inocultables de derrota que a tu alrededor se imponían. Desolado y abandonado te rodearon y como en un sueño arrastraste tu insostenible humanidad hacia el comienzo del fin.
Cuánto hemos penado por ti-querido veterano malvinense- cuando volviste maltrecho y quizá herido. Con el cuerpo sufrido y el alma en pedazos. Pesadillas por años –ensombrecieron tus noches. Tantas veces lloraste –sin lágrimas siquiera- por las blancas cruces anónimas que en el cementerio de Darwin quedaron. Por los cadetes del crucero Belgrano que al mar abrazaron esperando inútilmente un milagro. Por los pilotos que con sus aviones se inmolaron…..por tantos valientes jóvenes que en aquellas lejanas tierras lucharon.
Pero seguramente ya habrás descubierto que no hay guerras buenas o guerras malas –que las guerras son guerras- que la guerra es repudiable- que es más humano recurrir a vías diplomáticas y canales institucionales internacionales.
Es tanta la deuda moral que por ti y tantos otros tenemos que no alcanzarían las palabras para consolarte-si aún lográramos hacerlo.
Tan sólo recordarte-hermano desconocido-que nunca te olvidaremos. Que sigas tu camino con la frente en alto. Que tus hijos-si los tienes-puedan mitigar tus penas y ayudarte a pensar en el futuro de tu Patria Grande y recuperar a la hermanita perdida.
Lloro con vos, Tere, por el dolor de esos padres cuyos hijos usaron apetitos obscenos y por las vidas de esos casi-niños inmoladas.
ResponderEliminar¿Alguna vez aprenderemos?
Admiro tu capcidad de expresar tus sentimientos. Ange
Me pareció conmovedora y realista. Muy bien!
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