DESCUBRIMIENTO
Hace
pocos días descubrimos que no temías,
ni a la
muerte,
ni al
sufrimiento,
porque
acreditamos con la certeza de un inválido
que
habías amado profundamente,
como un
sacrosanto jorobado.
Las
mañanas se
des
pe
ña
ron,
sin
prisas,
tras la
larga noche que se presentó
sin
grandes treguas ni adjudicados besos:
no hay
debate posible frente a mordisqueados espejos.
Llegué
tarde a la cita…
y no me
estabas esperando.
Lo
siento con el corazón…
si se
puede sentir con algo.
Prometeo
cumplió su promesa a cerca del fuego
dibujando
sombreadas estrellas sobre sostenidos aguaceros:
únicamente
las lágrimas acudirán veloces a sus “hojos”
cuando
se descubran lo suficientemente secos.
Voló la
blanca mariposa de nuevo…
Flor de
Luna de esmerados vestidos:
sé que
nunca daré caza a la alegría…
profundamente nos agita su silente aleteo.
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