jueves, 25 de abril de 2013

Ascensión Reyes (Comentario libros)-Chile/Abril de 2013

DE ALEJO CARPENTIER

            Alejo Carpentier Valmont, escritor cubano (1904-1980). Nació en Lausanne Suiza, hijo de padre francés y madre de origen ruso. A temprana edad, su padre quiso emigrar hacia América buscando nuevos horizontes, y Cuba fue el destino final. La familia vivió en el campo como clase acomodada y mientras su padre le enseñaba literatura, su madre lo iba adentrando en los secretos de la música. Su abuela materna fue una gran concertista y su padre también tocaba el chelo. Durante su infancia, pudo conocer de cerca la vida campesina, sus carencias y la opresión en que vivía aquella gente. Posteriormente siendo un joven de 17 años, el padre abandonó a su familia y debió dejar el colegio al que asistía y emigrar nuevamente al viejo continente, a Francia, donde terminó sus estudios musicales como becado. Allí tomo contacto con importantes intelectuales de las artes, de aquella época. Posteriormente regresó nuevamente a la Habana, donde debió sufrir todo el período convulsionado que vivió Cuba durante la dictadura de Gerardo Machado. Por su formación tanto musical como literaria, en el viejo continente, y sus años de niñez, conociendo la realidad de su país de adopción; su inclinación fue claramente orientada hacia ideas de izquierda. Participó activamente en la Revolución Cubana de Fidel Castro. Uno de los tantos grandes premios que le fueron otorgados durante su carrera literaria, fue el Premio Cervantes. La parte económica, la donó enteramente en beneficio de la Revolución. Además participó activamente en el plano periodístico, literario y musical del régimen.
            En lo literario, su producción fue bastante importante, algunas de sus obras: ¡Écue-Yamba-O! (1933) Novela en francés en donde emplea el lenguaje creole que hablan los negros (Una mezcla de lenguas de la raza negra). Otra de las más conocidas, es El Siglo de las Luces (1962), También: Viaje a la semilla (1944) El reino de Otro Mundo (1949), Los pasos perdidos (1953) y otras tantas, siendo la última novela: “El Arpa y la sombra” (1979). Aparte de numerosos Ensayos y Libretos de ópera. 
            Carpentier, es considerado por muchos investigadores (Paul Valery entre otros), como el iniciador y creador de un lenguaje nuevo dentro de la literatura latinoamericana; un mundo real maravilloso que se convierte en realismo mágico cercano a lo fantástico, atemporal, simbólico, donde predominan diferentes voces y una retórica rica. Además influenciado por obras musicales, con una clara influencia francesa, pero a la vez teniendo como base la realidad de los pueblos nuevos de América, especialmente Cuba.



EL ACOSO. DE: ALEJO CARPENTIER –

1956- Editorial Lozada- Buenos Aires y otras)

            Estamos ante una novela relativamente corta, de algo más de cien páginas, y en ellas se vive toda la tragedia del momento convulso que vive un país en estado de dictadura, en este caso es Cuba. Los ideales se polarizan y surgen las conveniencias personales en las que se ve envuelto nuestro protagonista. Es una ficción in media res, que comienza mientras este hombre, un joven guerrillero, está escondido en una butaca de un teatro de la Habana, escuchando la Sinfonía Heroica de Beethoven. Él, es un fugitivo a quien el régimen y sus propios compañeros deben eliminar por las acciones a las cuales fue impelido, anudándose su vida en una suerte de sino trágico, llegando al estado en que se encuentra, mientras se desarrolla el concierto. El lector se posesiona de la historia a través de las percepciones que capta el protagonista, del ambiente y de los personajes que lo rodean. Luego de un racconto, pincelado de imágenes desde que volcó su vida hacia ideales políticos, reaccionarios al régimen dictatorial, hasta el momento en que impulsado por las circunstancias, la más importante, sobrevivir, debe cometer bajezas que no califica, sólo hay una subjetiva descripción que llevan al lector a formar su propio juicio.
            Son 46 minutos en que el protagonista recuerda desde su precario escondite, en el teatro de La Habana, su  vida anterior. Uno de los más importantes, El Mirador, aquella mansión que tuvo días mejores, y hoy sólo es recuerdo de una grandeza que se desintegra. Una anciana moribunda que en niñez fue su nodriza, lo amamantó y le dio parte de su vida, sin embargo, el hambre lo impulsa a robar el poco alimento destinado a la vieja mujer que agoniza en soledad. La iglesia tampoco fue un refugio seguro, ni su familia, ni su pareja, desembocando en un estado de aislamiento tal que se convierte en un sobreviviente del acoso, así como un animal que actúa por instinto.
            En un inicio, su pecado fue cometer actos terribles en aras de justicia, como aquel en que debe colocar explosivos en un funeral, sumados a otros atentados tan cruentos como este; hasta que es detenido y debe denunciar a sus amigos para conservar su vida, que en esos momentos es sometida a tormentos casi al linde de lo bestial. En este rodeo que da la historia para comenzar y terminar el racconto, captamos la angustia del hombre. Necesita alimento y más que nada dormir, descansar es su único objetivo inmediato. No se advierten sentimientos de redención, sólo los acontecimientos que han sido su devenir. Esta especie de sino trágico lo marca hasta que ya no tiene escapatoria.
            El lenguaje es rico en matices  e imágenes, una prosa metafórica que no es fácil de captar en una lectura rápida. Carpentier ocupa símbolos que sólo un lector acucioso logrará detectar, detalles que poco a poco tocarán la subjetividad de quien se adentra en su lectura y mediante un monólogo y voces diversas logrará captar sentimientos y posesionarse del drama que vive el protagonista.
            El desenlace es imprevisto y simbólico,  el fugitivo decide pasar la noche en el teatro, como lugar seguro, sólo por esa noche, es decir lo inmediato, sin embargo, sus perseguidores han detectado sus intenciones y finalmente lo ajustician, sin que tenga la más mínima posibilidad de escape, tras haber escuchado una de las obras musicales que hablan de ideales, de combate y de redención.
            Hay estudiosos que han considerado esta obra como una revelación de la Trinidad, o la Pasión que debe sufrir el hijo de Dios en manos de los hombres. En todo caso su religiosidad queda muy de manifiesto a lo largo del desarrollo de este drama atemporal, cuyos componentes se pueden trasladar a cualquier tiempo y lugar.

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