miércoles, 23 de abril de 2014

Saúl Buk-Buenos Aires, Argentina/Abril de 2014

                             Yo creo, Oliverio

Dormía, dormía, Estaba casi, solo casi muerto; pero me desperté y obtuve la respuesta.Fué como si hubiera escuchado: “funcioná nuevamente”.
Lo interpreté, Oliverio, me concedía nuevamente la posibilidad de hablar, ver, tocar, oler, oír.
Paráte, caminá, sentate.Hacé lo correcto.Tu libre albedrío te dirige.
No olvides que naciste  con dos instintos: el del bien y el del mal.
Elegí correctamente, elegí la vida.
Él escucha Oliverio. ¿Te contestó con esto?
Debes comprender, sin él no existís.Las creaturas tampoco, no eres más que su creatura.
No debes perder la voz.Oración.Oración.
¿Dónde está?
 Entre nosotros dos.
¿Entendiste Oliverio?
Deberías llorar cuando hay que llorar y reír cuando hay que reír.Solo tenés que darte cuenta de las oportunidades.
Tatacombo, soy microscópico al lado tuyo.Uso sólo el cinco por ciento de mi cerebro.Tú seguramente usas el cien por ciento. ¡Vaya diferencia!
Perdón por la comparación.
Por lo tanto mis desconocimientos hacen que te respete.
Mi ignorancia es enorme. La tuya también, Oliverio.
En lugar de hartarte de todo, Oliverio, deberías disfrutar de lo que tienes.Ésta es la respuesta a ¿quién es rico?, que se formula el Talmud.
Disfrutar de lo que tienes.
Somos polifacéticos, diferentes caras utilizamos según las circunstancias u ocasiones,
Por lo tanto no hay yoes muertos, hay yoes latentes.
No llores por tus yoes, vive junto a ellos, de la mejor manera posible.
No olvides que lo mejor es enemigo de lo bueno. ¡Ojo Oliverio! No te confundas.
Tatatodo, si tú me diste la maravillosa posibilidad de vivir, lo único que puedo ofrecerte es mi reconocimiento y agradecer.
En tú diálogo con Tata, crees que no te escucha, cuando en realidad, sos vos el que no se escucha, Oliverio.
Si fuimos hechos a su imagen y semejanza, existe una chispa divina en todos nosotros. ¿No te diste cuenta Oliverio?
Pienso, ningún producto que fabrique el ser humano puede reproducirse por si mismo,  ni hay cosa que denote la necesidad de conservarse por generaciones.
El ser humano, sí. Somos su obra.
Estamos dialogando los tres, por lo tanto somos escuchados.
Seguiré de esta manera hasta la próxima.Machacando.
Hasta la próxima, Oliverio.


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