MEA CULPA
El hombre
entró a la iglesia, tocó el agua bendita, se persignó y rápidamente se dirigió
a un confesionario; se arrodilló y golpeó el ventanuco, esperó y volvió a
golpear, nada sucedió y por eso se fue a sentar,- lo hizo en un banco cercano a
mí-, pensativo, se arrodilló y comenzó a rezar.
Lo hacía con
inusitada vehemencia, tanta que apretaba sus manos tan fuertemente,
que
enrojecieron, mientras rezaba algo que me pareció que era el “pésame” ,
porque se
golpeaba el pecho, haciéndolo resonar.
Algunas
palabras llegaban hasta a mí, como algo de un velador , y que él había prendido
una luz –y en el momento que lo decía, oprimía sus ojos como queriendo apagarla- y rezaba, mientras hablaba
entrecortado , entre rezos y palabras, volvía a nombrar lo de la luz que había
encendido y que al parecer le mostraba una escena sin sombras, totalmente
iluminada, que no podía ocultarle nada, y volvía a apretar su párpados contra
los ojos, como para omitir lo que veía.
Dejó de orar
y murmuraba, que la culpa era de él , y ahí ,sí, decía el mea culpa, y se
golpeaba el corazón.
De a poco
comencé a dilucidar lo que le había pasado, por palabras que llegaban
quedamente a mis oídos atentos y ansiosos de saber.
Resulta que
el hombre en cuestión es casado, pero tiene una amante, que por una
coincidencia, en una reunión de trabajo, debió presentársela a su esposa , como
una compañera de labor de la compañía en que trabajaban, cosa que no debió haber pasado, sino era que le
había insistido a su mujer, en que lo acompañe, creyendo que la otra no iba a
estar en esa reunión, pero estaba y la presentó.
Pasó el
tiempo y nada, dio por terminado eso, y que su esposa no se había dado cuenta
de nada, hasta volver a la escena del momento que él, prendió la luz de la
habitación, que era su propio dormitorio y se encontró con su esposa y su
amante completamente desnudas, haciendo el amor en la cama matrimonial.
Quedó hecho
un trapo, y la única opción que tomó fue la de acudir a la iglesia a buscar en
la oración, expiar su culpa por presentarlas y llegar a comprender como se
había casado con una mujer que era bisexual, y de lo que no se pudo haber dado
cuenta nunca, hasta ese instante, de las atracciones y gustos sexuales que ella
tenía, y de la habilidad que demostraba para ocultar su doble vida… mejor que
yo.
No tenía
motivo para eso, pero pasó y ahora no sabía cómo comportarse y que decisión
tomar, ante una situación incomprensible, porque tampoco le podía enrostrar
nada a su esposa, sin delatar su situación de amante de esa misma mujer
que se
encamaba con él y ahora también, con su esposa.
Me levanté
del banco y silbando bajito-como se dice- me fui yendo, pensando en cómo iba a
solucionar, el hombre, ese problema, él que engañaba y era engañado por su
esposa, con su amante.
Ni Dios comprenderá
esa situación increíble.
También puede
suceder al revés, que el amante de una mujer se acueste con su esposo-
Héctor: pobre "amante y esposo burlado". La vida puede darnos este revés. Un abrazo,
ResponderEliminares todo un revés.pero así son estos tiempos con la diversidad sexual que no es novedosa
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