ALMUERZO
El almuerzo fue
excelente. Hacía tiempo que no disfrutaba de una comida opípara, rociada con un suave vino.
En fin, después a
luchar contra las consecuencias: esa modorra insoportable, que invade la mente
y tiende a cerrar los ojos.
Las mesas estaban
alineadas en el patio. Fuentes, platos, vasos y botellas se hallaban
desparramados, sin orden.
Cuando de pronto el
cielo encapotó y sin previo aviso gruesas gotas comenzaron a caer.
Todos corrimos,
primero a guarecernos. Mas tarde, con algo
improvisado sobre las cabezas, a tratar de entrar las cosas. Víveres y enseres se agolparon en la cocina. Por su
parte la lluvia convertida en torrente, anegó el lugar,
Comenzamos a
disparatar sobre la inclemencia del tiempo, mientras los truenos servían de
acompañamiento. El cielo se estaba desparramando a nuestro alrededor.
Alguien prendió la
televisión. Lo que vimos nos intranquilizó aún más. Barrios enteros anegados.
El agua cubriendo los coches. El viento enfurecido arremetiendo por doquier. En
ese momento sentimos cómo la chapa que cubría el techo del galpón que estaba en
el fondo, se desprendía y pasaba volando por la ventana.
No se qué hubiera
pasado si no fuese que sentí una mano sobre mi hombro y alguien que me decía:
“el sol está sobre ti, no conviene que te quedes”
Muy buen cuento. Me gustó mucho.
ResponderEliminarBesos, Diana