jueves, 23 de octubre de 2014

Nélida Vschebor-Buenos Aires, Argentina/Octubre de 2014


LA JAULITA


                                                                 
Se vio rodeada de flores.  Gardenias, rosas, dalias, petunias, begonias, lilas, claveles, violetas.  Sentía el perfume que horadaba sus sienes, y gozaba rozándolas al pasar.
La noche, la luz de la luna, era el emblema de ese encanto. Así disfrutaba un día tras otro.
Pero sucede que sobre la pared que no daba a los pimpollos apareció una preciosa y pequeña jaulita. Tan pequeña que parecía de juguete.
Permaneció varias jornadas con su puertita abierta. Cuando ya había dejado de observarla, se produjo un ruido suave seguido de un aletear, para terminar en un silencio penetrante.
Entonces corrió a ver que pasaba. Y  vio a un hermoso pajarito amarillo dentro de ella, mientras la puertita quedó cerrada. Al observar la desesperación del ave pensó en cómo liberarlo.
Se subió a una silla cercana a la pared y trató infructuosamente de   abrirla. Con tanto movimiento la jaulita terminó cayendo. Desparramado en el suelo su habitante no daba señales de vida.

De pronto apareció Romina, quien escoba en mano trataba de alcanzarla- Mientras la golpeaba gritaba: Gata del demonio, mira lo que hiciste.
Hoy deambula por esas calles grises y oscuras, recordando el aroma de las flores y preguntándose De qué me sirvió el ser tan fiel?

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