miércoles, 26 de noviembre de 2014

Héctor Labonia-Argemtina/Noviembre de 2014

      SIN GAS  

Estaba  empapada de tanto que diluviaba,  la ropa pegada al cuerpo, principalmente la blusa de seda...que le marcaba rotundamente los pezones duros y erguidos de frio, pero ella feliz...le gustaba la lluvia, pero estaba muy fría y la había pescado sin abrigo.
Abrió la puerta  de su casa y entró rápidamente a buscar un poco de calor, en la ducha que pensaba darse, fue hacia el baño, abrió la canilla del agua caliente, pero salía fría.
Que raro!. El termotanque estaba apagado  y ella que lo tenía encendido continuamente… se sorprendió y trató de encenderlo, pero no pudo.
Arrimó un fósforo a la hornalla de la cocina para ver si había gas y no encendió,
puso la nariz muy cerca para oler si salía gas, y no, nada del olor característico del fluido.
¿Qué habrá pasado? Ella no acostumbraba a cerrar la llave general y corroboró que así era, estaba abierta al paso del gas.
Quedó absorta y pensando en que es lo que pasaba, no atinaba a darse una idea de algo que nunca le había sucedido y tomó el celular y después de encontrar el número de la compañía proveedora, lo marcó y nadie la atendió-estaba fuera de de servicio el sistema-eran las 23,55 hs. y no sabía que hacer, y como cada vez sentía más frio, tomó ropa del placard  y se dirigió al baño a secarse y cambiársela por algo más abrigado.
.Se sintió mejor, pero eso no la calmaba del problema  y decidió esperar un poco a que se detuviera la lluvia intensa que todavía seguía llegando a torrentes, para ir del vecino y preguntarle si tenía gas-no sabía el número de teléfono-, pero como era muy tarde, cambió de opinión y decidió dejar pasar la noche y ver de día que era lo que sucedía.
Calentó en el microondas en un pocillo, café, que ya tenía preparado en una jarra y le puso una cucharada de azúcar y se lo bebió en cortos sorbos.
Había entibiado su cuerpo y los senos vueltos a su estado normal.
Con el pensamiento de esperar al nuevo día , se encaminó hacia el dormitorio, se desvistió  y colocándose un pijama, se acostó.
No pudo conciliar bien el sueño, pero la noche pasó y amaneció con un sol
entre las nubes que insistían en quedarse, dispuestas a dejar caer más cantidad de agua, como si hubiera sido poca la que había soltado.
Se levantó, poniéndose la ropa que tenía a mano y así, sin arreglarse ni desayunar, se dirigió hacia la calle, para ver de hablar con el vecino.
Salió a la calle y al pasar por el lugar en que alojan el medidor , lo vio sin la tapa, y adentro ,un bulto grande y peludo, lo tocó, y resultó ser un perro muerto.
Se nota que quiso protegerse del vendaval y murió allí y con su cuerpo cerró la llave de paso que proveía de gas a la casa; se le cayó una lágrima de pena, pero igual apartó al animal, y puso en su lugar la manija y asunto terminado.
Todo pudo ser peor, y se lamentó del pobre perro que perdió la vida, que no sabe si por la tormenta o por causas naturales, como ser, de vejez.
Volvió, y  entró a su casa,  todo normalizado, como también su ansiedad y preocupación,-es que vivía sola- y bueno… ya pasó todo y dio comienzo a su día.
         

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