miércoles, 26 de noviembre de 2014

Oscar Vera-Argentina/Noviembre de 2014



Sexo Animal

Deseo
Saborear el néctar de tus senos, y los labios carnosos de tu secreto,
embriagarme con tu aroma salvaje,
ciego de pasión,
en un subir y bajar mi cuerpo
arrollador, como una tromba, en su fiero arremeter
hacerte mía. 
Este es y será mi deseo,
 meterme en las cavernas foscas
de tus miembros torneados,
besarlos, que se impregnen con tu aroma hembra mis labios,
 buscar una y otra vez la boquita endentada  de  tus humedales,
hasta encontrar en ese paraíso el licor de los dioses,
y la inmaculada esbeltez de la figura de tu cuerpo cimbreante,
a un costado del lecho en esa  hora de brindarnos
en una cópula descomunal, agresiva
y tierna a la vez,
con su néctar rebosante como un durazno maduro, lleno de miel,  
escuchar el latido de tu corazón entre tus muslos.
Y explotar los dos juntos en unas bocanadas
 de emulsión caliente, urticante.
brindarnos besos inyectados de fuego, incandescente,
en lenguas  voraces e insaciables
de placer y lujuria.
Deseo que  tus manos vuelen  libres por mi cuerpo
hasta encontrar  lo  buscado sensible y dispuesto, 
que mi pasión azote tu zona erótica e impúdica,
desmembrando los tejidos de tu fruta prohibida
Tu como una pantera en celo, que rugas de pasión
 tú lujuria animal,
yo bramar  como león, frente a una hembra desnuda,
 ávida de placer, cabalgando mi potro salvaje,  
 mezclando nuestro aliento y sabor, por la selva endiosada,
 y bañados en sudor, sentir que el mundo es todo nuestro,
 que el placer es fastuoso en nuestras mentes,
 sin darnos cuenta si estamos despiertos, o soñando
 en una nube de aromas mezclados de macho y hembra,
 y ser dos, tu la manzana donde inyectar  
mi flecha lujuriosa, buscando el edén,
el paraíso, el horizonte, soñar en sabanas glaucas,  
arreboladas, o doradas de sol,
 o bajo una lluvia pertinaz chapotear en el barro,
 mirar volar las golondrinas sobre un mar saciado de belleza
Concluir, mojados, pegotes, pero embriagados del placer
 que nos causará el tremendo ajetreo
 de nuestro deseo animal.
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Tremolar como el viento, saciados de belleza, de goce.
y reincidir,
con el cuerpo y el alma a un costado del mundo.

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