AMOR A LA DISTANCIA
Introduciéndome en la luz de sus pupilas
traspaso la mente y llego hasta el
pensamiento
perturbado y misterioso.
Recorrerlo entero y besar su sendero
la espera se convierte en ceniza abandonada
y la sangre se condensa en las sienes
enloquecidas.
Rompiendo el velo que cubría a la blanca
Venus
descubrió que allí el deseo existía.
Nunca hubo noche alguna
Como aquella en madrugada.
Será única
la que vuelva a brillar.
Vuelve pronto
torbellino entre las sábanas.
A través del llamado
a la distancia demos rienda suelta
a esta espera desenfrenada.
Toda mujer, toda pasión, este poema de Alejandra se lee con agrado y despierta la imaginación.
ResponderEliminarFelicitaciones, poeta.