miércoles, 21 de enero de 2015

Marta Susana Díaz-Argentina/Enero de 2015

TEJIENDO RECUERDOS



Dos derecho, dos revés.
Tres lazadas, un punto sin tejer.

Raúl está en la esquina.
Yo lo miro desde el portón azul, entreabierto.
Nunca me descubrió espiándolo.
Las horas que pasa charlando con sus amigos los fines de semana, son las horas que yo paso mirándolo a él.
A través del portón azul, de las ventanas y de mis sueños.
Sueño con  tener una vida junto a él. Recorrer el mundo. Vivir las más insólitas aventuras.
Ser como Bonnie and Clyde. Ó como Scarlet O’Hara y Rhett Butler en “Lo que el viento se llevó”. Ó vivir una historia como la de Kim Novak y William Holden en “Picnic”…
Roja de vergüenza, paso a su lado más veces de las que debo pasar.
Pero él no me ve…

Cuatro vueltas jersey, dos vueltas Santa Clara.

Muy pocas veces repara en mí, pero es solo un momento. 
De reojo lo percibo. Siento las mejillas rojas. Y el pulso acelerado…
Ese día vienen a mi memoria los versos de Bécquer: “Hoy lo he visto. Lo he visto y me ha mirado. Hoy llega al fondo de mi alma el sol”
¡Nunca una poesía la sentí tan mía! Es como si la hubiesen escrito para mí.
A los quince años ya me sé los versos de Bécquer de memoria.
Conozco todos mis gestos en el espejo de tanto mirarme.
Ensayo como le diría esto ó aquello…

Dos derechos, dos revés, cuatro lazadas, un punto escondido…

Quiero que se enamore de mí perdidamente, como yo lo estoy de él.
Me llama mi madre:
-¡Cerrá esa ventana y vení a poner la mesa!
Y voy a poner la mesa…Pero me olvido de poner el pan. Ó los vasos. Ó los cubiertos.
Sigo pensando en él. Siempre él. En todo momento.

-¡Abuela! Dice el abuelo Enrique que nos vamos a la calesita. Que después me va a llevar a tomar un helado.
Dejo el tejido en el sillón. Me saco los anteojos. Lentamente me pongo el delantal y comienzo con mi rutina de los sábados:
Medio kilo de harina, trescientos cm3 de agua tibia, cincuenta gramos de levadura, una pizca de sal…

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