TEJIENDO
RECUERDOS
Dos
derecho, dos revés.
Tres
lazadas, un punto sin tejer.
Raúl está en la esquina.
Yo lo miro desde el portón
azul, entreabierto.
Nunca me descubrió
espiándolo.
Las horas que pasa charlando
con sus amigos los fines de semana, son las horas que yo paso mirándolo a él.
A través del portón azul, de las
ventanas y de mis sueños.
Sueño con tener una vida junto a él. Recorrer el mundo.
Vivir las más insólitas aventuras.
Ser como Bonnie and Clyde. Ó
como Scarlet O’Hara y Rhett Butler en “Lo que el viento se llevó”. Ó vivir una
historia como la de Kim Novak y William Holden en “Picnic”…
Roja de vergüenza, paso a su
lado más veces de las que debo pasar.
Pero él no me ve…
Cuatro
vueltas jersey, dos vueltas Santa Clara.
Muy pocas veces repara en mí,
pero es solo un momento.
De reojo lo percibo. Siento
las mejillas rojas. Y el pulso acelerado…
Ese día vienen a mi memoria
los versos de Bécquer: “Hoy lo he visto. Lo he visto y me ha mirado. Hoy llega
al fondo de mi alma el sol”
¡Nunca una poesía la sentí
tan mía! Es como si la hubiesen escrito para mí.
A los quince años ya me sé
los versos de Bécquer de memoria.
Conozco todos mis gestos en
el espejo de tanto mirarme.
Ensayo como le diría esto ó
aquello…
Dos
derechos, dos revés, cuatro lazadas, un punto escondido…
Quiero que se enamore de mí
perdidamente, como yo lo estoy de él.
Me llama mi madre:
-¡Cerrá esa
ventana y vení a poner la mesa!
Y voy a poner la mesa…Pero me
olvido de poner el pan. Ó los vasos. Ó los cubiertos.
Sigo pensando en él. Siempre
él. En todo momento.
-¡Abuela! Dice el
abuelo Enrique que nos vamos a la calesita. Que después me va a llevar a tomar
un helado.
Dejo el tejido en el sillón.
Me saco los anteojos. Lentamente me pongo el delantal y comienzo con mi rutina
de los sábados:
Medio kilo de harina, trescientos
cm3 de agua tibia, cincuenta gramos de levadura, una pizca de sal…
Bueno Marta. Me encantó
ResponderEliminarMe encantó tu poema, sin rebuscamientos, y con mucho fondo
ResponderEliminarte felicito