REGALO DE CUMPLEAÑOS
Anselmo
había ido a buscar unos papeles a la escribanía , y me había dejado de guardia
por si caía algún cliente…
El
negocio estaba vacío .Yo, de espaldas al
mostrador, ordenaba unas latas de tomates…
Me
pareció escuchar unas voces.
Empecé a temblar. ¿Y si eran chorros?…
¡Maldita
inseguridad!.... Los asaltos y arrebatos, son moneda corriente…
Los
vecinos hablan de “Los matungos”, una
barrita muy densa, que viene haciendo de las suyas en el barrio. Ya “visitaron” la panadería de la esquina, la
carnicería de don Cosme, y también la
verdulería de Lucrecia…
Tienen fama de violentos…
Siempre falopeados hasta la manija…
Me di vuelta muy despacio.
Los observé un instante, con
una mezcla de ternura y desconfianza…
Una pareja de jovencitos
andrajosos…
Ella, vestía una remera rosa
de algodón y un short negro deshilachado… Tenía las manos en la cintura,
mientras lucía, altanera , una panza de ocho meses, a punto de explotar…
Él, pelo largo y negro; jeans re-gastados y un pullover azul, lleno
de agujeros…
Daban lástima…
-¿Qué necesitan?- alcancé a
preguntar , aterrada-.
- Doscientos de mortadela y
un lactal de estos- contestó el pibe,
mientras tomaba un paquete de pan blanco en rebanadas de los canastos-….
Me incliné para sacar el fiambre
de la heladera, lo aseguré y, rápidamente, corté la cantidad que me habían
pedido.
-¿Algo más?- esbocé, sin
dejar de vigilarlos-…
-
No, está bien así… ¿Me lo anota? -dijo la chica con voz suave-.
Dudé.
Anselmo, se enojaría conmigo…
- ¡Manga de atorrantes, malnacidos!… ¡A mí, nadie me ayudó! ¡Que vayan a laburar, como tuve que hacer yo
desde los siete años!… -suele gritar, cuando mi sensibilidad se ve conmovida por alguna mirada triste-…
Se
cruzaron con él, cuando iban saliendo del almacén… Sonreían, como si llevaran
consigo un regalo de cumpleaños…
-Che,
¿esos te pagaron?...
Asentí
con la cabeza, mientras terminaba de guardar en la caja registradora, dos
billetes de veinte pesos, que había sacado de mi delantal…
No
tuve corazón para negarme.
No
me apuntaron con un arma y, seguramente, no sabían leer…
El cartel se ve desde la puerta... Letras grandes… Imprenta color rojo
furioso:
“NO SE FÍA”
Relato o cuento muy simpático, cotidiano.. me gustó leerlo Loourdes Flores
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