Las barcas-María Eugenia Cinto |
La mujer y el mar
Un cielo violeta de olas dormidas
como túnica episcopal
anuncia
tormenta
Ráfagas de lluvia
simulan un llanto arrebatado
y la
tarde se marchita esclava
Un rayo invisible
quema lamentos escondidos
sobre el tronco seco
donde grabó dos nombres
Largas tardes esperando
en el muelle sin amarras
Se cansó de enhebrar redes de tristeza
No pudo esperar la
primavera
Las aguas dejaron su cuerpo en la arena.
Una mañana de setiembre
había buscado un sol
donde morir su pena.
Un poema triste pero a la vez hermoso, al igual que la pintura con las barcas solitarias, muy lindo ese cuadro.
ResponderEliminarAlicia
ResponderEliminarEl comentario anterior es de una señora que no usa computadora.