lunes, 18 de enero de 2016

Carmen Puelma-Chile/Enero de 2016



BRILIAN, LA ÚLTIMA ESPERANZA

           Greg Arsen despertaría cinco minutos antes que el procesador doméstico, le sucedía siempre que presentía logros importantes. Había llegado al fin la citación de presentarse en la sección NH-317 (New Horizons 317), mientras tanto aprovecharía de revisar nuevamente sus correos, hasta que la casa comenzara a activarse. Desayunó antes de ducharse y eligió el más nuevo de sus uniformes. Sus asistentes le criticaban su apariencia.
            - Usted se parece más al oficial de mantenimiento que al jefe de astrofísicos -  le decían.
      Tomó la vía elevada  E-16 para no atrasarse, el túnel transporter a esta hora se congestionaba demasiado. Entregó sus credenciales en recepción y lo condujeron a la sala de espera.
            -Va a tener que esperar, su reunión es a las 9 - le dijo el oficial de guardia.
      Ya llevaban ya casi tres siglos en Marte, habían emigrado de  la Tierra a fines del siglo XXI Ésta se volvía absolutamente inhóspita por el calentamiento global, y no había sido posible controlar las emisiones de dióxido de carbono. Las misiones arqueológicas (que eran las únicas que todavía visitaban la tierra), reportaban altos índices  de fluoruro de azufre y  fluorocarbono que no dejaba ni rastros de la capa de ozono. En fin, las altas temperaturas, después de derretir los casquetes polares, habían evaporado las grandes extensiones de agua, y la atmósfera estaba convertida en una permanente nebulosa de vapor, no dejando pasar los rayos solares y la vegetación estaba destinada a convertirse en fósil.
        Al parecer las nuevas generaciones no habían aprendido la lección, después de hacer maravillas tecnológicas para colonizar Marte, como el Mirion 2100, capaz de generar una  atmósfera similar a la de la tierra, con un aire, que a pesar de tener menos oxígeno,  los obreros traídos de los Andes y los Himalayas  habían logrado aclimatarse. El Glasum fortem que lograba atrapar y concentrar hasta los más mínimos rayos del sol y que junto al Sintec one lograban estimular los musgos grises para producir fotosíntesis, pudiendo desarrollar las primeras granjas agrícolas, trayendo grandes cantidades de hielo desde los polos. La Mirion pronto desarrolló oxigenadores portátiles, para el resto de los mortales, y se convirtió en el gigante económico de la nueva era.
         Cuando colonizaron, Marte tenía una temperatura media de -46 ° Celsius, con una máxima de 5 grados bajo cero y el aumento de temperatura, que había sido indispensable en un principio, ahora se había convertido en un problema. Nuevamente habría que emigrar y esta vez la opción era más lejana, porque dentro del sistema solar sólo era posible colonizar Plutón, el planeta enano, casi insignificante, de dimensiones inferiores a la luna terrestre, pero era el único donde había una superficie sólida. Greg había estado a cargo de los análisis, resultado de las misiones a los cuatro planetas gigantes gaseosos: de Júpiter a Neptuno las posibilidades eran ínfimas, y la Mirion había puesto todas sus cartas a Plutón. Seguramente había que empezar por construir refugios subterráneos, para resistir las temperaturas inferiores a 200 grados bajo cero. Cerró los ojos y se vio convertido en gobernador de una población habitando  el subsuelo, algo así como el Rey de las hormigas.
-Señor Arsen vamos a comenzar, pase a la sala de reuniones.
En la cabecera de la mesa estaba el director general de la Mirion, a su lado tres de sus asesores, en el otro extremo el ministro de desarrollo, y a su lado Annie Ribs… ¿Qué hace ella aquí? Pensó…La Oficial Jefe de Defensa, con quién tenía fuertes divergencias, porque siempre cuestionaba sus informes.
El ministro tomó la palabra: -Junto a la Mirion hemos decidido iniciar la colonización a Plutón, como última esperanza, antes de incursionar a otros planetas de la galaxia. Sabemos que es una misión larga y difícil aunque, la nueva nave Brilian, puede  navegar a 257.000 Kms. por hora y ello acorta el viaje a poco más de un año. La misión será encabezada por… (Al fin pensó Greg)…La comandante Annie Ribs, que será la encargada de dirigir las construcciones y supervisar el desarrollo biotecnológico, para hacer habitable el planeta. Como su ayudante hemos designado a Greg Arsen,  jefe de astrofísicos de Mirion, quién acompañará la misión y será el único que regresará de esta tripulación.
-La Directiva lo necesita aquí, señor Arsen y considerando que usted es soltero, puede ausentarse de casa sin problemas- dijo su jefe. –No ponga esa cara, la gratificación será considerable y tengo entendido que siempre ha querido viajar.
Salió algo atontado de la reunión, su sueño de viajar cumplido, pero al mando de esa bruja y más encima sólo para ir de ida y vuelta, le pareció injusto. Cayó como  bulto en un sillón de la sala de espera. A los 45 años todas sus ambiciones derrumbadas de golpe. Había sido un alumno destacado en la universidad y había rechazado ofertas académicas para ingresar a la empresa privada. Tres novias y nunca se decidió a formar familia, para estar libre a la hora de emprender algún viaje interplanetario, ¡no lo podía creer! Pero, renunciar a estas alturas, no tenía sentido.
            No supo cuánto tiempo estuvo cavilando sobre su vida y los nefastos acontecimientos. Soy el tonto útil al servicio de la Mirion, pensó. Esto no se va a quedar así.
            -¡Hola Greg!
            ¡Oh! Mitsy, que gusto de verte, ¿qué haces aquí?- su ex novia de los primeros años de la facultad, que había dejado de verla cuando ella había optado por Biotecnología, y se cambió de sede, junto al compañero que después se convertiría en su esposo.
            -Me contrataron para desarrollar las bases agrícolas en Plutón, viajo en la Brilian ¿no te parece fantástico? Voy con mi esposo y mis 2 niños, nos van a construir una ciudad subterránea maravillosa. ¿Y tú? no me digas que vas a participar en la misión.
            -Obvio que sí, yo siempre participo en las misiones de Mirion, soy el encargado de todos los cálculos, en esta ocasión me ofrecieron el viaje, pero creo que no lo haré,  voy a enviar a uno de mis asistentes.
            -¡Ah! de paso...¡que tengan un buen viaje.

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