El primer hogar
Ante el conejo del jardín se presentó una puerta de ramas
vivas,
Al otro lado, frondosos campos sin cemento o cables sobre
los cielos,
Esperaban al tímido conejo;
Cautelosamente, el conejo atravesó la puerta mágica,
Mientras aun mordisqueaba los restos del almuerzo;
Un intenso calor se adueñó de él,
Las palabras brotaron de su diminuta boca,
Y sus emociones latentes bajo su suave pelambre,
Le hicieron recordar los sabores del primer hogar,
Arroyos sin macula, campos sin veneno,
Abedules y abetos en sendas y caminos,
Conversaciones en los claros,
Y el sueño reparador,
Bajo la confortable madriguera,
En el olvidado valle.
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