lunes, 22 de agosto de 2016

Lilia Cremer-Argentina/Agosto de 2016



Un faro en la nostalgia

Anclaje de afectos, arranqué en sollozos,
y con paso  presto alisté las velas
hechas con jirones de caros recuerdos
oteando el incierto devenir que espera.

El sol fulgurante de mi intrepidez
se tornó en los grises de lo cotidiano.
Apreté los puños, hiriendo mis manos.
No estaba la luz que me había guiado.

No estaba tu mano de vigía en el faro.
No estaba el murmullo de tu voz de anciano.
Mi altivez de joven, un orgullo en vano,
metamorfoseado por ser yo a tu lado.

Por noches de insomnio guiando a los barcos
instalando luz de amor y de amparo.
Tonto desvarío que alentó el vacío
que hoy es presencia que evoca tu canto.

Retorno a mis costas, las tuyas, las nuestras,
para acurrucarme  cual pichón herido
que voló muy alto, por su desatino,
y busca tu mano de vigía en el faro.

   

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