Asilos ilusorios
Yamila no se esconde,
no quiere asilos ilusorios
ni en certezas
ni en seguridades.
Yamila
agraciada por la Providencia
esparce su belleza indefinible;
su piel angelizada
es del color de la nostalgia,
del horizonte
a la hora exacta en que conmueve.
Hace nacer del polvo
la más preciosa orquídea
y un nardo interminable.
*
Ninguna muchedumbre
la reduce.
Ningún paisaje
vale más que ver sus manos.
*
Miro en los ojos a Yamila
y me siento agradecido;
ella me mira con fijeza
y una tácita sonrisa envuelve el aire.
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