jueves, 20 de octubre de 2016

Damián Andreñuk-Villa Elisa, Argentina/Octubre de 2016



Asilos ilusorios
      
         Yamila no se esconde,
no quiere asilos ilusorios
                ni en certezas
        ni en seguridades.
Yamila
agraciada por la Providencia
esparce su belleza indefinible;
su piel angelizada
es del color de la nostalgia,
del horizonte
a la hora exacta en que conmueve.
Hace nacer del polvo
la más preciosa orquídea
y un nardo interminable.

               *

Ninguna muchedumbre
                       la reduce.
Ningún paisaje
vale más que ver sus manos.

               *

Miro en los ojos a Yamila
y me siento agradecido;
ella me mira con fijeza
y una tácita sonrisa envuelve el aire.

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