sábado, 26 de noviembre de 2016

Gaston Dossetti y Maida Filippini-Argentina/Noviembre de 2016



Flores de la humanidad


Las flores sembraron sus espinas en la arena movediza. Haciendo que sus pies quedaran inmóviles ante la pasividad de su alma,llena de dudas,miedos y melancolía.
Lo que no sabían, es que, debajo de tanta arena, se escondía la tierra fértil para no sólo sembrar sus espinas, sino la necesidad estéril de nunca ser.
Sin idea de llegar a brotar en su propia miseria. Donde las manos apenas llegan a ser un amasijo de ideas tontas para los demás e imprescindibles para él....
Murieron en el intento de quebrantar, aquello que era movedizo. Y sin preguntar, dónde estaba su quietud, arrojaron y arrojaron hasta acabar secos de su propia necedad.
Dejaron que su última esperanza se fuera con su mirada, perdida y en soledad. Recordando un antiguo perro; su primer Amor; su primer pecho besado. Recordó su grito al cielo, esperando que todo acabe pronto.
Perdiéndose  entre gritos, oídos sordos y palabras cruzadas. Como ecos de un aula llena de voces, fueron ahogándose en sus desvelos.
Hasta que ya no pudo mas y dio su última sonrisa.
Mirando a una niña que espiaba todo desde su balcón. Se miraron y comprendió que el odio es mas fuerte que miles de piedras lanzadas al azar. Estamos perdiendo lo único que nos queda; la necesidad de amar sin importar el precio. Solamente sentir y dejar que todo siga su curso, como las espinas que ahora crecen bajo los pies de aquel hombre.

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