DICIEMBRE
Diciembre, el
mes del año, donde miras hacia atrás, no para arrepentirte, sino para ver lo
lejos que hemos llegado. En esa mirada hacia atrás nos damos cuenta de algo muy
extraño: ¡Estoy aquí parado en medio de la nada, pensando en todo! Todo aquello
que este año se llevó (besos, abrazos, lágrimas y risas). Solo quedan recuerdos
y no puedo hablar con ellos. Es el mes del año donde nos toca "armar"
la mesa grande, donde nos damos cuenta que sobran cada vez más platos. Pasan
días y meses, y es en ese momento cuando nos damos cuenta que ya no es la misma
mesa (Sobran platos, el mantel ya es otro, y el arbolito tiene algunas luces
quemadas). De grandes todo es distinto, toda la familia unida en una mesa. Pero
¿De que sirve si durante los otros meses pelaron, se gritaron y mucho más?...
En esa mesa larga, en donde estaban todos los tíos, primos, abuelos, padres y
hermanos. De chicos, eramos tan felices, porque los platos no sobraban, el
arbolito brillaba... ¡Todo era tan distinto!
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