sábado, 20 de mayo de 2017

Agustín Alfonso Rojas-Chile/Mayo de 2017



LOS AMANTES


            Tendidos en el verde césped, cercano al río, contemplábamos los árboles. El roce de las ramas provocado por el suave  soplo del viento, nos pareció igual a las caricias prodigadas por amantes.
            El sonoro cántico del arroyo al arrastrar piedras por su cauce, nos tenía arrobados. Nuestras mentes, corazón, alma, y espíritu, estaban disfrutando el momento. Nuestros labios se rozaron tiernamente. El mundo dejó de girar sobre su eje. Nuestros cuerpos buscándose, se encontraron, se disfrutaron…
            Entonces el arroyo silenció su murmullo. Estáticas quedaron las ramas de la flora ante el grito de placer de la bella y luminosa amante.

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