PÉRDIDA
Muere la niñez,
muere la adolescencia,
muere la juventud,
mueren tus abuelos,
mueren tus padres,
mueren tus amigos,
mueren tus mascotas,
mueren tus espacios.
Sientes el murmullo incesante
de ellos, pero solo en tu mente.
muere la adolescencia,
muere la juventud,
mueren tus abuelos,
mueren tus padres,
mueren tus amigos,
mueren tus mascotas,
mueren tus espacios.
Sientes el murmullo incesante
de ellos, pero solo en tu mente.
Tu ser se desgarra, te enfrentas a
la nada,
te enfrentas al sin sentido, las palabras son amorfas,
vacías de conceptos, solo sonidos acústicos.
Muere tu niñez pero aun no eres un adulto,
te encuentras existiendo pero en una permanente
agonía, en una decrepitud de tu alma que se corrompe,
como la misma muerte nauseabunda
te enfrentas al sin sentido, las palabras son amorfas,
vacías de conceptos, solo sonidos acústicos.
Muere tu niñez pero aun no eres un adulto,
te encuentras existiendo pero en una permanente
agonía, en una decrepitud de tu alma que se corrompe,
como la misma muerte nauseabunda
que nos deja atontados de dolor…
¡Solo el fin!... ¡Eso!
Es todo una seguidilla de pérdidas
hasta tu ocaso.
Te enfrentas a un mundo desconocido,
Te enfrentas a un mundo desconocido,
un mundo que tus padres no te
dejaban ver,
un mundo hostil del cual no estás
preparado
y solo queda dejarlo.
No hay duelo, no hay preparación para el fin,
No hay duelo, no hay preparación para el fin,
se toma con dolor abominable,
que nos deforma el alma,
que nos desgarra en pedazos,
y cada buen recuerdo es una herida
infecta,
imposible de cerrar, que engangrena
el alma.
No hay terapia, no hay consuelo
No hay terapia, no hay consuelo
para esta abominación de existir,
para dejar de ser.
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