HACIA LA REALIZACIÓN TOTAL
Cuando se
presentan los problemas institucionales,
si el desgano trunca los sueños de
realización humana o empresarial según los objetivos, hay un bajo rendimiento en la fuerza laboral que se alejan las metas,
el descontento es general. No falta quien
aparece como el salvador de turno ante la crisis parcial y da a conocer
sus enunciados alentadores con el fin de encontrar el rumbo que lo lleve a la
cima de la prosperidad. Esboza sus repetitivas palabras como “hay que ponerse la camiseta”,
“diariamente hay que tratar de ser mejor”, “se debe luchar con fuerza para
salir adelante” “no han estudiado para
buscar trabajo, sino para hacer empresa” y así por el estilo una serie de
frases muy conocidas con el propósito de levantar la moral. La idea no está mal
porque la magia de la palabra hace milagros. La autovaloración, la autosugestión
hace mirar al mundo con el color
de la esperanza. Más hay que tener en cuenta que todos somos capaces de motivarnos,
de tener fe, esperanzas en que todo cambiará, que no hay un mal eterno. Eso sí,
no hay que olvidar nunca qué es muy fácil hablar cuando se gana un buen sueldo
sin el mayor esfuerzo y se logró por esas situaciones raras que tiene la vida y
se es vivo reflejo de la ambición y codicia muy ajeno a la investigación. Más qué se puede hacer si se tiene toda la
voluntad del mundo para trascender en el tiempo y el espacio pero el mercado
laboral solo está abierto para los que apoyaron con su voto, dinero, o de alguna u otra forma en las campañas
políticas, a los que ahora son gobernantes. Ante esta realidad, no valen
experiencias laborales, capacidad creativa, ni título profesional. No más
importa su posición partidaria. A más de uno le parecerá una blasfemia esta
opinión. Más estoy seguro que nadie se atrevería a negarlo rotundamente porque
en cierta forma es una gran verdad. No son todos por supuesto, hay honrosas
excepciones pero una gran parte le cierra las puertas a la creatividad y
recibe con honores a la improvisación, inventa talentos, que hasta al
sumiso lo vuelve intelectual y le rinde pleitesía al superior por su servilismo
que se nota a muchas leguas. Por tal motivo con gente que no le ha ganado a
nadie por carecer de humildad es de suponer que las gestiones gubernamentales
no tendrán el éxito esperado. Es lo que se ve a diario en cualquier parte de la
patria, más se espera un cambio de mentalidad totalmente y se aperture un
horizonte de esperanzas a los nuevos valores que los hay; pero no tienen la
oportunidad. Ya no más traer eminencias de otras instituciones para que apoyen
la gestión. Si son excelencias comprobadas, en buena hora; pero si como
ellos hay varios, mejor déjenlo donde están. La reubicación de personas que están jubiladas, resta umbrales
a la juventud. Si hay personal egresado con capacidad que puede hacer muy buena
labor o de lo contrario ir adquiriendo experiencia por que todo se aprende. Ya
no mantener cofradías, núcleos cerrados en la cual sólo los adeptos tienen
acceso y se inventan posiciones, frutos de su afiebrada imaginación y sueños
que lindan con el delirio. No hay adalides del conocimiento moderno porque si
los hubiere no estarían entre nosotros. Ofrendarían su sapiencia de avanzada en
las grandes urbes cosmopolitas del universo. Por eso que cada cual desempeñe su
labor en lo que sabe por innatismo, ha estudiado y lo domina. De la no
suplantación de posiciones en los entes productivos depende el éxito de todo
proyecto. De lo contrario la necesidad se hará crónica e irremediable y el
padecimiento ahogará las ansias de
progreso y bienestar general.
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