Buenos Aires,
Septiembre de 2010
Hola papá:
Hace mucho tiempo
que no hablamos y hoy, más que nunca, necesito que me escuches, como no me
animo a ir a tu encuentro, decidí escribirte.
Desde que te
fuiste todo se trastocó en mi vida, me ocurrieron cosas hermosas y otras
terriblemente dolorosas que dejaron cadáveres en mi piel, y también en el alma,
allí anidaron y de cuando en cuando renacen.
En todo este
tiempo aprendí a callar mis alegrías y tristezas, pues cada palabra mía era un motivo de
discusión o mala interpretación, tanto callé que hoy este silencio me ahoga y
aridece mis lágrimas.
Tus nietos
crecieron a pesar del caos, y cada uno ha hecho su camino. Cynthia se recibió
de profesora hace apenas unos días, pero en el camino hacia ese título quedaron
varios kilos y hoy su delgadez me preocupa, vos y yo, papá, sabemos que ese
fantasma siempre la acosó. Pablo está trabajando en lo que le gusta,
seguramente recordarás que desde muy chico pasaba horas frente a la computadora,
está empleado en una importante empresa y también tiene nueva pareja. Y Hernán
está estudiando música y trabajando, hace ya un tiempo tiene novia, son muy
jóvenes, pero se los ve tan bien juntos que eso me causa mucha alegría.
Mamá está bien, sigue
con su carácter inmanejable, que vos bien conocés, creo que ese fue el
principal motivo por el cual apresuraste tu decisión de partir. Qué vacío
enorme me dejaste, papá. Me cuesta acostumbrarme a tu no presencia, los días
posteriores a tu partida me parecía verte sentado en el sillón junto a la
estufa, siempre tenías frío, ¿te acordás cómo rezongaba mamá por la montaña de frazadas que ponías en
la cama?, ahora es ella la que tiene frío, ¿será por tu ausencia?, duerme bajo
una tonelada de abrigo y con bolsa de
agua caliente. Ya ves papá, todo ha cambiado mucho, lo único que no cambia es el
deseo enorme que tengo de verte.
Infinidad de
veces pensé en ir a ese lugar donde estás ahora, pero no tuve el coraje para
hacerlo, algún día volaré hacia allí y nos encontraremos; pero ahora sigo
contándote sobre tus nietos: cuando Cynthia terminó su profesorado le hice una
fiesta sorpresa, estuvo toda la familia, sólo faltabas vos, papá, y te
extrañamos mucho, en el momento del brindis se hizo un silencio profundo y
sentí que estabas allí con nosotros, compartiendo la alegría del título
obtenido por tu nieta. Te percibí a mi lado, igual que en aquellos meses posteriores a tu
partida, cuando mi mundo comenzó a desmoronarse y los problemas se sumaban, yo
te nombraba y la solución acudía a mis manos, era como una luz tenue que abría
mi mente para sobrellevar el mal momento.
Así fueron
pasando los días, meses y años durante los cuales aprendí a callar, pero ahora
este silencio me pesa; vos y yo nos entendíamos sin demasiadas palabras, esas
pocas que hoy no tengo y tanta falta me hacen.
Papá, me gustaría
escucharte, y sé que aunque ya nunca regreses, una de estas noches te oiré susurrando
en mi oído, sentiré que acomodarás mi frazada como cuando era una niña y
dormiré tranquila.
Hoy se cumplen 5
años de tu muerte, y es en días como éste cuando más siento tu ausencia, papá, por eso te escribo, sé que con los ojos
de tu alma, que está dentro de la mía, leerás esta carta.
Te llevo en mi corazón.
Tu hija que te ama y extraña
Sofía
No hay comentarios:
Publicar un comentario