miércoles, 23 de agosto de 2017

Lucía Lezaeta Mannarelli-Chile/Agosto de 2017





 QUIZÁS…



Quizás estaban mondando una naranja de aroma intacto embalsamado, paladeando el pan henchido de sabores, o leyendo tranquilamente el diario. Talvez jugaba un niño mientras la madre preparaba la mañana alegre entrechocando cacerolas.
El profesor su clase dictaba y los muchachos se retrataban en sus lentes. Un vecino cordial sonríe. ¡Buenos días! Sí ¡Buenos días! Pero hay días que no son buenos…Hay una ronda en el parque, ronda de flores y cantos. Quizás alguien estaba rezando con el pecho tranquilo bajo las ropas pardas, o los operarios comenzando con los conos de la hilandería girando vertiginosamente, y las sierras, cercenando el corazón de cada tronco.
            Ha cruzado volando, un insecto, frágil, leve ligero, pero, no es un insecto cualquiera. Quizás un súper misil extraviado, o una súper fortaleza Boeing bombardero, cuya panza trae una carga desusada…Hay días que no son buenos, son tórridos y lívidos cual sangre en la caldera. El sol gira sorprendido en un puñado de niebla. Los instantes que antes eran un puñado de bolitas que saltaban jubilosas, en una mañana cualquiera rotos fueron en ¡Solamente un minuto!
            Los viejos indefensos que tranquilamente tomaban el sol en la plaza, sin comprender nada ¡Murieron carbonizados! Los vientos huracanados quemaban la piel de los aterrorizados transeúntes. Los cuarteles de bomberos destruidos. ¡Inútiles fueron ante la grandiosa hoguera! La central eléctrica arrancada, los árboles desnudos, la joven carne de los niños y los lastimosos despojos de vida corrían por las calles…
            ¡Los bramidos salvajes de agonizantes seres que las irradiaciones mutilaron los genes hasta por tres generaciones!
            ¡Así ardió cruelmente Hiroshima con la primera bomba atómica, sobre un fondo azul de un luminoso día 16 de Agosto de 1945!



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