DÍA DE DIFUNTOS
Acércate,
muertito de mi vida.
El
vaso está marcado,
La
mesa está servida.
Sobre
mantel de flores,
horneadas
escaleras
del
trigo hecho harina,
ofrendas
de un amor
intenso
en la partida,
esperan
tu regreso,
tu
voz: mi propia vida.
Acaso
en la mañana,
si el
agua está en faltante,
no
vuelva a mis rutinas.
Acaso
en la mañana,
la
marca no desdiga
la
muerte que no mata.
Acaso
en la mañana
la
cita no termina.
Si el
agua está en faltante,
si
hay peldaños en migas,
sabré
que has vuelto, amor.
Y el
tiempo será injusto
sin
bocas ni pupilas.
Y
amaré tanto a la muerte
que
olvidaré esta vida.
Por
escaleras azules
bajaré
todos los pozos.
Entre
ausencias feroces
tu
voz... será mi guía.
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