Empecé a ser un poco más sincero conmigo, y no saludo más a todos con un
beso en la mejilla como lo hacía antes, me cansé. Un saludo general y
listo. Se siente mejor cuando se hacen
las cosas fuera del compromiso social impuesto e impostado. Y empecé a revisar las
cosas que hago o digo por compromiso o costumbre. Ayer me di cuenta de la cantidad de palabras
en inglés que uso sin necesidad como sorry, top, fashion, on fire, spoiler, too
much, y hasta decimos “ok” que reemplazó
a los sí, bueno, de acuerdo y a nuestro
querido macanudo.
Basta
de hablar en inglés o de responder mensajes con Sip y Nop. No quiero hablar más del clima, fútbol o
chicas cuando no se sabe de qué conversar. Basta de los audios de WhatsApp
mayores a un minuto, no tengo ganas de escuchar lo que dice el chabón ni su
voz.
No quiero que me digan más salud cuando estornudo, ni buen
provecho cuando como, es difícil responder gracias con la boca llena. No hice
nada, absolutamente nada para que me feliciten por mi cumpleaños, solo nací, deberían saludarla
a mi mamá por el enorme esfuerzo que hizo para traer al mundo a este engendro
de hijo.
Me cansé de
enojarme cuando me hacen un caño jugando al fútbol , quiero felicitarlos,
aunque no sea muy difícil hacérmelo.
Me cansé de no
saber cómo arreglar las cosas electrónicas, y que lo único que se me ocurra es
apagarlo y prenderlo para solucionar el problema. Pero más me fastidia que se
arregle haciendo eso.
Me cansé de que
los vendedores me digan que el producto que quiero comprar también ellos lo compraron
y rematen el pobre recurso de venta diciéndome que es una
muy buena elección la mía ya que les funcionó bárbaro.
Me cansé de la
gente sacándose “selfie” en cualquier lado para subirlo en cualquier lado, ya
no estoy seguro de si nos sacamos fotos para disfrutarlas nosotros mismos o
para que lo vean los demás. Del término “selfie” también estoy harto, como
también de que me lean el teléfono en el subte cuando escribo un WhatsApp
porque están aburridos en el viaje, o que me pregunten ¿bajás? cuando estoy a cincuenta metros de distancia
de la puerta.
Estoy
cansado de que me miren cuando estaciono para ver si toco o no al auto de atrás
o de que la baliza en el auto signifique que puedo hacer cualquier cosa en la
calle, pongo baliza y estoy habilitado para hacer lo que se me cante.
Estoy
cansado de creerme que leí toda la nota
leyendo solo el principio y el final de un largo texto. Estoy cansado de no saber exactamente cuándo me
tengo que ir de una casa a la que me invitaron
o irme antes para no molestar. Y de fijarme el horario que juega
Independiente para no usar la camiseta cuando no lo puedo ver.
Estoy cansado de
desear que se caigan los motoqueros cancheros haciendo Willy por la calle. Solo
uno, que se caiga uno solo al menos.
Basta de que a la
gente le cueste decir, no sé y tenés razón. Basta de que los medios dependan tanto de las redes sociales para
armar el contenido o comentarios del programa, me gustaría ver sin las redes cómo manejan el timing, me molesta la palabra
timing también.
Basta
de dar vuelta las silabas para demostrar que tenés lleca, que invitaste a tu jermu, que sos un grone o un logi, y no me queda claro de dónde sale
la “o” de logi. De todo esto y mucho más estoy
cansado, algunas cosas las pude superar o asimilar, pero otras no. Cuando era chico sí festejaba mi cumpleaños, pero algunos
de mis compañeros faltaban a la fiesta y no sabía el porqué, luego entendí una posible razón y
diseñé una tarjeta de invitación para aquellos nenes que prefieran estar con
sus amigos sin importarles otra cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario