“Venas” de la artista visual argentina Beatriz Palmieri |
Zorzales peregrinos
Perdió su propio
rastro y empezó a buscarlo en un claro de luna. En el rayo de un sol
malhumorado. En el capricho del viento, en madrugada. Enraizada en arcanos
ancestrales empujaba cada hilo conductor de su propia maraña heredada.
Odió ese fuego que
sentía extra mundano, casi hierático ardiendo como caldero circulando por sus
venas a las que imaginó flacas, pálidas, como si fueran una vara de plástico
envolviendo los secretos de un pequeño grimorio*, su propia vida, su esencia.
Era como si las venas mantuvieran atada su debilidad inadvertida por todos,
resguardándola en un cofre de silencios.
Pensó en esa
especie de potrada ya crecida, que la impulsó a desafiar los peores temporales,
tratando de sobrevivir como una pajarilla revolcada en un nido de estiércol.
Rememoró su pasado fantasmagórico bailoteando entre las horas de su hoy
desgastado. Sonrió a medias al recordar la admiración que provocaba a todo
aquel que la conociera:
-Es tan fuerte, decían
-Es tan fuerte, decían
-Soy tan débil,
sabía.
Así transcurría lo
que conocía como vida, ella misma fue creadora de una imagen distorsionada sin
darse cuenta, creyéndose arquitecta de su propio desgarro inadvertido, aceptando
cargar culpas no propias, tragando agravios en un mundo donde las injurias son
como una constante naturalizada. Aunque perturben.
En el ocaso de su
vida ya deshecha antes de tiempo, antes de ahora, no fue suficiente el canto de
los zorzales peregrinos para espantar de su alma tantas ausencias. Así siguió
caminando quién sabe hasta cuándo.
*grimorio: tipo de libro de conocimiento mágico europeo, generalmente datado
desde mediados de la Baja Edad Media hasta el siglo XVIII, y son muy pocos los
que se datan en fechas anteriores al siglo XIII
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