Por el
cauce del alba
Salir de sí desea el hombre…
de renovar su vida…
José Martí.
Lo cierto
es que la vida se renueva
en los
carraspeos del cauce.
En
círculos de resplandores y nubes
que
elevan el calor del cuerpo,
ceniza y
humo de papeles
que
sobreviven sino en facturas,
y recibos
que sortean las polillas
con el
calendario viejo del escaparate.
Qué
ironía de la llama del cuerpo
siempre
al borde la mudanza
recortando
fotografías de la lumbre,
bien en
el vértigo de la vela
o en el
ebrio tueste del café.
¿Acaso
mentir, si conocemos la verdad?
Lo cierto
es que solo la puesta del alba
regala al
cauce la luz del inquilino,
y la
niebla se le deshace en bien
como el
fósforo que de repente arde
y
desciende apresto a su propia talla.
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