Hospital
No son
huellas de un estado antes promiscuo.
No es la cúspide de una época de epidemias
en el bajo de una ciudad cualquiera:
es un hospital para enfermos terminales.
Prisioneros a su manera,
están a salvo, no esperan nada,
nada de la poesía más que estas pocas
líneas,
perdón,
de la vida,
más que este garabato
con buenas intenciones.
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