sábado, 23 de junio de 2018

José Alexander González-Ecuador/Junio de 2018


ROMARIO, EL RATÓN VIOLINISTA

Esta es la historia de Romario, un ratoncito extremadamente extrovertido y alegre. Él vivía en el pequeño pueblo de Saõ Miguel, en Brasil. Romario cantaba y tocaba desde que era un travieso pequeñin. Cantaba cumbia, mientras su abuelita, Carmen Ratonila, le servía su sopita de medio día. Un día, cuando Romario era un jovencito de 12 años, su padre lo quiso enviar a Villa Clavel a que aprendiera el oficio de ser quesero, pero Romario a regañadientes le dijo a su papá: No... no... y no. Yo no quiero ser quesero ni tampoco carpintero, mucho menos zapatero. Lo que quiero es ser un ratoncito cumbiachero, que el violín sea mi único amigo, en mis alegrías, en mis tristezas y cuando las tartas de manzana del panadero de la calle "Quinta Ratona" se terminen. Asi fue como hasta hoy Romario le ha dado color y rumba a los lugares más tristes y algarabías a las caritas más desanimadas. Incluso hoy, cuando Romario es un viejito al que le gusta el té con galletas de avena. Siempre dice: Vamos a cantar... vamos a Bailar... que este Ratoncito Violinista los va hacer gozar y disfrutar.

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