ROMARIO, EL RATÓN VIOLINISTA
Esta es la historia de Romario,
un ratoncito extremadamente extrovertido y alegre. Él vivía en el pequeño
pueblo de Saõ Miguel, en Brasil. Romario cantaba y tocaba desde que era un
travieso pequeñin. Cantaba cumbia, mientras su abuelita, Carmen Ratonila, le
servía su sopita de medio día. Un día, cuando Romario era un jovencito de 12
años, su padre lo quiso enviar a Villa Clavel a que aprendiera el oficio de ser
quesero, pero Romario a regañadientes le dijo a su papá: No... no... y no. Yo
no quiero ser quesero ni tampoco carpintero, mucho menos zapatero. Lo que
quiero es ser un ratoncito cumbiachero, que el violín sea mi único amigo, en mis
alegrías, en mis tristezas y cuando las tartas de manzana del panadero de la
calle "Quinta Ratona" se terminen. Asi fue como hasta hoy Romario le
ha dado color y rumba a los lugares más tristes y algarabías a las caritas más
desanimadas. Incluso hoy, cuando Romario es un viejito al que le gusta el té
con galletas de avena. Siempre dice: Vamos a cantar... vamos a Bailar... que
este Ratoncito Violinista los va hacer gozar y disfrutar.
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